CIUDAD DE MÉXICO.- La diputada Martha Lorena Covarrubias Anaya (PRI) promueve modificar el artículo 61 de la Ley General de Salud para que en la atención integral a la mujer embarazada se incluyan mecanismos que prevengan y atiendan el sufrimiento físico y sicológico emocional postparto.
Covarrubias Anaya señaló que la protección materno-infantil y la salud materna no comprenden la salud postparto, pese a que es indispensable para evitar padecimientos como la depresión, que puede llegar a afectar la habilidad para ser madre y el desarrollo del bebé.
Manifestó que, de acuerdo con investigadores, la depresión postparto afecta al bebé causando retrasos en el desarrollo del habla, y ocasiona problemas emocionales, de comportamiento y para dormir, nivel de actividad bajo, y angustia o sufrimiento, pero ayuda si el padre o alguna otra persona llenan las necesidades emocionales del bebé mientras la madre está deprimida.
Después del embarazo, la depresión puede incluir miedo a lastimar al bebé o a sí misma, no tener interés en el niño y hasta llega al extremo del suicidio. Este conflicto, que puede ocurrir en cualquier momento durante el primer año después del nacimiento del bebé, debe ser tratado por un médico.
Indicó que hay dos tratamientos comunes para la depresión: la terapia del habla con un terapista, sicólogo o trabajador social, para aprender a cambiar el entender como la depresión la hace sentir, pensar y actuar, y el tratamiento médico, el cual puede ayudar a aliviar los síntomas del padecimiento.
Durante el embarazo se producen diversos cambios en el cuerpo de las mujeres que, aun siendo normales, es importante vigilar para verificar que no repercuten negativamente en su estado de salud y en el de sus futuros hijos.
En esta etapa, las mujeres atraviesan muchos cambios, la revolución hormonal del cuerpo se altera física y mentalmente, resaltó la legisladora.
Comentó que entre los factores que pueden contribuir a la depresión postparto está el sentirse cansada después de tener al bebé, no dormir adecuadamente, no tener suficiente descanso, encontrarse abrumada con un bebé que cuidar y dudar de su habilidad para ser una buena madre, así como la pérdida de identidad, de control, de su figura antes del embarazo, y sentirse menos atractiva.
Agregó que la depresión postparto puede afectar la habilidad de la mujer para ser madre y no llenar la necesidad de amor y afecto del bebé.
En México, en 2014 se documentaron mil 12 muertes maternas –la gran mayoría en zonas rurales y de extrema pobreza–, lo que significa un promedio de 39 por cada 100 mil nacidos vivos
De acuerdo con los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para reducir la mortalidad materno-infantil se necesitan al menos seis profesionales de la salud por cada mil nacidos vivos. De esta forma, se garantizaría que 95 por ciento de las mujeres sean atendidas durante el parto.
– Agencias