La sociedad está acostumbrada a las noticias de delitos que reclaman justicia, por la dimensión de como fueron ejecutados, siempre vemos a las víctimas con compasión, mientras que a los presuntos delincuentes lo vemos con enojo, tendemos a juzgarlos de tal manera que se les desea hasta el mal, con tal que pague su delito; y de repente resulta que un juez los libera y los medios de comunicación suelen informar que por faltas al proceso judicial se libera al victimario, con la consecuente indignación generalizada.
Ejemplos existen a granel, por mencionar algunos: el de la secuestradora francesa, el caso de los porkis, el caso de la periodista Andre Noel, que padeció violencia sexual en la Ciudad de México, aunque las redes sociales se incendiaron ante el video de su ataque, pero que al final de cuentas tuvo que abandonar el país por temor a su integridad física, aquí en Mérida el caso del asesinato de Emma Gabriela Molina Canto, así podríamos continuar con una lista que sería muy larga, pero no es el caso.
Las deficiencias en el sistema de justicia se debe a causas interrelacionadas que afectan a todos los eslabones del sistema: policía, fiscalías, juzgados y sistema penitenciario, como afirma Edgardo Buscaglia. Algo análogo sucedió en tiempo de Cristo, Jesucristo les echaba en cara a los fariseos la siguiente frase: “el espíritu vivifica pero la letra mata”, la razón era porque los fariseos se habían llenado de preceptos para observar la ley, dejando a un lado el verdadero sentido de la justicia.
Así sucede en el sistema de justicia, por no cumplir los procesos a la letra en muchas ocasiones los culpables son liberados por fallas en los procesos de parte de los que son encargados de impartir la justicia.
La primera causa de la impunidad podemos señalar a la corrupción, pero esto es originado por un círculo vicioso, motivado por fallas en la implementación de un código de ética del funcionario judicial y altos niveles de corrupción.
La falla de los procesos se debe a la deficiente o inexistente coordinación interinstitucional entre los organismos de inteligencia, de investigación, de procuración y de impartición de justicia.
Un caso frecuente de que el sistema de justicia es formalista, se puede apreciar en el sistema de justicia penal, por ejemplo los jueces se resisten al juicio inmediato, en donde se fija fecha del juicio durante la misma audiencia de presentación; desestimación o restringido uso de procedimientos breves y de acuerdos preparatorios.
A pesar del sistema oral los jueces no se desvinculan de sus previos roles y hábitos administrativos, aun con mega despachos o con sistemas centralizados de administración profesional, como en práctica de notificaciones o fijación de horarios de audiencias, además de los abusos y fallas en el manejo administrativo de los juzgados, por ejemplo en la asignación de causas y calendarios, esto tiene como resultado que la impartición de justicia sea muy cara.
Buscaglia y Ulen afirma que toda reforma a la justicia no debe focalizarse en los simples síntomas técnicos de los problemas que experimentan los juzgados, sino también, y sobre, todo, debe focalizarse en corregir las raíces de los problemas, ligadas a causales del sistema político vigente, defectos legales, falta de controles judiciales internos y externos al sistema, interrelaciones perniciosas entre los eslabones del sistema: policía, fiscalía y mecanismo penitenciarios, factores económicos latentes, y la debilidad de los sistemas de control externos que deberían estar a cargo de organismo especializados de la sociedad civil por ejemplo colegios de abogados o colegios de médicos.
En síntesis el sistema de justicia está lleno de formalismos, tecnicismos que ocasionan que la impartición de justicia sea nula en muchas ocasiones.
Son diferentes las causas de esta deficiencia que es interrelacional en los eslabones del sistema de justicia empezando con la policía hasta llegar a los jueces; la corrupción que permea no solamente al sistema de justicia sino también al sistema político vigente; la impartición de justicia se vuelve torpe al ser burocrática y esto cuesta al bolsillo de los mexicanos.




