La desinformación, un problema global emergente

Salvador Castell-González 

Estamos en la era de la digitalización y la hiperconectividad, hoy más que nunca la información se genera a una velocidad vertiginosa y los medios de verificación han sido rebasados.

Hace algunos años, las prioridades mundiales eran este proceso de crear comunidades inteligentes, siendo la automatización en las ciudades, conectividad y la inteligencia artificial o de diseño la prioridad. Estas ciudades inteligentes han sido un punto muy atractivo para los gobiernos y se han impulsado de manera generalizada en todo el mundo.

Pero todo este brillo tiene un lado oscuro. El desarrollo e inversión acelerada de las ciudades ha hecho más grande y severa la brecha entre las grandes ciudades y las pequeñas ciudades, y una brecha abismal con las comunidades rurales. Este fenómeno es aún más evidente en el sur global.

Hoy las cosas han cambiado. En los últimos informes y perspectivas de amenazas e intereses internacionales para el desarrollo estos principios ya no se encuentran dentro de las prioridades, han sido severamente desplazadas por la prevención y mitigación de los fenómenos climáticos extremos, la pérdida de la biodiversidad, los cambios extremos de los ecosistemas terrestres, la escasez de recursos naturales y la desinformación. Estas cinco prioridades internacionales ocupan los primeros puestos de importancia en la planeación a 10 años.

En los riesgos a corto plazo están listados los eventos climáticos externos, la polarización social, falta de oportunidades económicas y la migración involuntaria. Lo que me llama mucho la atención es la que se encuentra hoy reconocida como la principal amenaza a corto plazo, la Información Errónea y la Desinformación.

Es evidente que a largo plazo el tema climático es la principal amenaza, y a corto plazo la gran desigualdad de oportunidades y de justicia en todos los aspectos, principalmente en el sur global.

Estos informes también nos denotan que la Información Errónea y la Desinformación está relacionada con las otras amenazas, siendo factor de importancia para polarizar las sociedades, para la erosión de los derechos humanos, en general como percibimos la realidad y como reaccionamos a la misma. Esto tiene un efecto importante en otros temas como la discriminación, la migración involuntaria y las acciones socio climáticas que realizamos como ciudadanía participante, haciéndonos de manera involuntaria en ocasiones como causantes y promotores de estas desigualdades.

Si vemos este panorama desde una perspectiva crítica queda claro que sin justicia social no habrá justicia climática, y que, si no comenzamos a trabajar de manera conjunta para garantizar el bienestar de la ciudadanía global, solo estaremos potenciando que estas amenazas crezcan y compliquen aún más nuestra proveeduría a corto y largo plazo.

Debemos ser una nueva comunidad que involucre a todas las sociedades entendiendo que somos parte de la solución, pero también aceptando que somos parte del problema.