La salud planetaria por el futuro

Salvador Castell-González 

La pandemia de covid-19 resonó como una alarma global, una cruda lección sobre nuestra vulnerabilidad y nuestra frágil conexión con el mundo que nos rodea. Más allá de la emergencia sanitaria, redescubrimos que la salud humana es inseparable de la salud de los ecosistemas. Ignorar esta interdependencia ya no es opción.

Necesitamos redefinir nuestra comprensión de la salud, viéndola no como la mera ausencia de enfermedad, sino como el resultado dinámico de un delicado equilibrio, una constante interacción y una necesaria adaptación entre nosotros, con otras especies y con el planeta. Este concepto emergente y vital es la salud planetaria.

Es motivo de debate el cambiar la visión antropocéntrica, que nos coloca por encima de la naturaleza, con la salud planetaria, que reconoce nuestro lugar dentro de ella. Desde la perspectiva del derecho ambiental, la degradación de ecosistemas por contaminación, pérdida de biodiversidad, alteración climática, entre otros, no solo destruye hábitats, sino que vulnera nuestro derecho humano a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Esta degradación, está perfectamente ilustrada con la creciente aparición de zoonosis, y que tiene consecuencias directas sobre la salud pública global. Aquí surge un dilema crucial: ¿cómo armonizamos las demandas de desarrollo y bienestar humano con la imperiosa necesidad de proteger los sistemas naturales que nos sustentan? Quizás es necesario cambiar nuestra definición de progreso, y deconstruirlo hacia una sostenibilidad genuina.

La propuesta fundamental plantea que cuidar el planeta es esencial para la salud humana y la sostenibilidad futura. La experiencia del covid-19 debe llevar a una acción concreta mediante una educación que promueva la comprensión de la salud planetaria desde temprana edad y en todos los niveles sociales, cultivando una ética del cuidado. Esta conciencia ciudadana debe promover una gobernanza integrada, donde las políticas públicas incorporen la salud planetaria como un elemento fundamental. Un aspecto clave de esta gobernanza será el fortalecimiento del marco legal que protege los derechos ambientales y garantiza la rendición de cuentas. Este entendimiento y la estructura de gobernanza deben estimular una acción colectiva e individual informada, promoviendo estilos de vida y modelos de producción y consumo respetuosos con los límites biofísicos del planeta, bajo la premisa de que cada elección personal tiene un impacto global.

Adoptar el enfoque de salud planetaria no es solo una estrategia de prevención ante futuras pandemias, es el camino hacia un futuro donde el bienestar compartido y la vitalidad de la naturaleza se refuercen mutuamente, garantizando un legado de equilibrio y resiliencia para las generaciones venideras. La salud del planeta no es una preocupación más, es la preocupación fundamental.