Las familias gastaron 2.2% más dinero en octubre de 2025 que el año anterior, según el Indicador Oportuno del Consumo Privado del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) . Sin embargo, este incremento nominal revela que los precios de productos básicos crecieron más rápido que el gasto de los hogares, lo que significa que en términos reales están comprando menos o lo mismo, pero pagando más.
Para mantener su nivel de consumo, recurren cada vez más al endeudamiento con tarjetas de crédito, cuyos saldos crecen tres veces más rápido que el consumo mismo.
Mientras el consumo privado crece 2.2% anual, la inflación general se mantiene en 3.6% y la canasta básica alimentaria sube 4.3% en zonas urbanas. Productos esenciales como cebolla (8.86%), tomate verde (7.70%) y papa (4.27%) registraron alzas muy superiores al promedio entre agosto y octubre de 2025. El bistec de res y la leche también impulsaron el encarecimiento de la alimentación familiar.
En términos prácticos, esto significa que si una familia gastaba 10,000 pesos mensuales el año pasado, hoy necesita 10,360 pesos solo para comprar los mismos productos, no para consumir más.
El desfase entre el crecimiento del consumo y el aumento de precios revela que el poder adquisitivo de las familias se erosiona.
Según datos del Banco de México, en septiembre de 2025 el saldo de tarjetas de crédito alcanzó 647 mil millones de pesos, con un crecimiento anual de 7.7%, más del triple que el incremento del consumo privado.
El crédito al consumo total sumó 1,815 mil millones de pesos con un aumento de 9.1% anual. Actualmente, 14.6 millones de personas —el 39.6% de la población adulta— tienen deudas vigentes en tarjetas de crédito con tasas de interés que promedian 45% anual, aunque algunas superan el 70%.
Este patrón configura un círculo vicioso de endeudamiento para mantener el nivel de vida. Las familias usan tarjetas de crédito para cubrir la brecha entre sus ingresos y el costo real de los productos básicos, acumulando intereses que reducen aún más su capacidad de compra en los meses siguientes. El segmento de tarjetas de crédito ha sostenido el consumo privado en los últimos años, pero especialistas advierten que este modelo es insostenible si los salarios reales no crecen al mismo ritmo que los precios o si las tasas de interés se mantienen en niveles tan elevados.




