Los hombres pintan sus ojos con kohl para purificarse

En el rito que los fieles realizan durante el mes del sagrado Ramadán, en Yemen, utilizan un cosmético que está hecho de una mezcla de antimonio rojo, otras piedras preciosas y hierbas

EN EL RECINTO DE LA GRAN MEZQUITA DE SANÁ, el yemení Ali al Bitar lleva treinta años pintando de negro y rojo con “kohl” los ojos de aquellos hombres que se acercan al templo, en lo que se ha convertido en un rito de purificación para los musulmanes durante el mes sagrado de Ramadán.

Rodeado de hombres, Al Bitar tarda unos segundos en pasar su delineador de oro con el “kohl” por debajo de los párpados de las personas por un puñado de riales yemeníes.

En ese momento, los ojos de los fieles comienzan a enrojecerse y derraman algunas lágrimas por el quemazón que les produce el cosmético, que está hecho de una mezcla de antimonio rojo, así como otras piedras preciosas y hierbas.

Los hombres de las tribus que acuden para este ritual “provienen de todas las zonas” del Yemen, asegura Al Bitar a Efe desde su lugar de trabajo.

Explica que los hombres no se van de la mezquita sin pasar por sus manos “para volver a sus casas con la marca del rezo en la Gran Mezquita”.

Además, los yemeníes creen que dejarse maquillar en la Gran Mezquita, la más antigua de la capital yemení, es “más especial”, indica Al Bitar, ya que es “una bendición”.

El “kohl” se extrae de una piedra negra enrojecida constituida por varios metales, entre ellos el plomo, y se encuentra mayormente en zonas montañosas como en Marruecos, los países del Levante, como el Líbano y Siria, así como en Isfahán, en Irán.

Se dice que el profeta Mahoma alentaba a sus fieles a pintarse con “kohl” ya que, según la creencia popular, tiene beneficios, sobre todo, para la vista.

Y por eso, en este lugar de adoración, los fieles se acercan a los “expertos” en el delineado de ojos, aunque son solo los hombres los que pueden hacerlo, ya que, por las costumbres conservadoras en el Yemen, no pueden mezclarse con las mujeres en el lugar de adoración.

Justo al lado de Al Bitar, se sienta el yemení Ismail al Bawab, de 63 años, que ejerce desde hace 25 años como maquillador de “kohl” en el lugar, donde aparte de en el mes de ramadán, los musulmanes se acercan los viernes -el día sagrado para el islam- para pintarse.

“Algunos creen que Ramadán no tendría ningún sentido ni beneficio sin los ‘kohl’ de color negro o rojo. Cada uno se pone el que desea”, señala a Efe.

Según apunta Al Bawab, el de color negro, el más conocido, sirve para “embellecer” a las personas, mientras que el rojo tiene “fines terapéuticos”.

Entre la multitud que visita la mezquita en la capital del Yemen, un país que es escenario de una cruenta guerra entre los rebeldes chiíes hutíes y las fuerzas gubernamentales, que ha causado -según la ONU- la peor crisis humanitaria del mundo en 2017, está Ahmed Husein, de 40 años, que se agarra a la esperanza del “kohl” para tratar el dolor en sus ojos.

El ingeniero yemení gime de dolor con los ojos cerrados por el “kohl” rojo que le acaban de verter. Mientras derrama algunas lágrimas, dice a Efe que este maquillaje “es útil para tratar el dolor de ojos”.

“Prefiero probar el tratamiento natural para ver si tiene resultado. Y si no, voy al médico”, aduce a Efe y añade que “lo importante es que no dañe” la vista.

Texto y foto: EFE

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