Los Ponce, una familia con larga tradición en el empresariado yucateco

En realidad es todoterreno, el empresario Fernando Ponce García y su esposa Margarita Díaz Rubio también promueven la charrería y apoyan las causas sociales

En días pasados, Margarita Díaz Rubio recibió la Medalla Yucatán de manos del gobernador Mauricio Vila Dosal, y para recibir la presea, la acompañaron su esposo Fernando Ponce García y sus hijos Fernando, Margarita, Juan Manuel y Roberto, quienes integran una de las familias que se ha destacado no solamente por sus logros empresariales, sino también por su compromiso con las causas sociales y el impulso que le han dado al fomento de la cultura y las artes.

Nacido en Mérida, Yucatán el 2 de marzo de 1938, Fernando Ponce García, es considerado uno de los empresarios yucatecos más exitosos y que ha sido capaz de diversificar los giros de sus negocios y trascender fronteras, teniendo presencia en varios estados del país e inclusive en otros países como Estados Unidos, República Dominicana y Centroamérica, pero también se le reconoce en su trayectoria un significado plenamente humano.

Egresado de Ingeniería Industrial de la Universidad de Dayton, Ohio, Fernando Ponce García, se integró como ayudante de mantenimiento en la primera embotelladora que su padre había puesto en marcha en 1946, en sociedad con la familia Vales, y cuya marca se convirtió en líder absoluta de la región.

Convencido de que el trabajo y la empresa pueden ponerse al servicio del hombre ha sido participante del “Compromiso Social por la calidad de la Educación”; Ponce García ha sido parte crucial en la formación de “Impulsa” en su estado natal; ha llegado a ser presidente de la Fundación Cultural Yucatán, del capítulo peninsular de la Fundación Mexicana para la Salud y de otras múltiples organizaciones.

En el año 2005 se constituyó la Fundación Bepensa con el objetivo de refrendar el compromiso de responsabilidad social para colaborar para una mejor calidad de vida, principalmente en las comunidades en las que se desarrolla. De esta manera se han organizado jornadas de limpieza de playas, saneamiento de cenotes y la campaña de recolección de pet.

Quienes conocen al destacado empresario lo describen como un hombre sencillo y buen conversador, amante de la charrería, de los toros, de la buena comida yucateca y los viajes. Aficiones de un hombre que se ha dado tiempo para la familia, la cual formó al casarse, en 1963, con Margarita Díaz Rubio, hija del poeta y escritor Jose Díaz Bolio, y a quien se le reconoció la labor que desempeña al frente del Patronato Pro Historia Peninsular de Yucatán A.C (ProHispen), de la cual fue fundadora en el año de 1994.

A través de esta asociación, Díaz Rubio, se ha dado a la tarea de resguardar acervos documentales y bibliográficos, además de promover la edición de diversos libros sobre la historia del estado, pero en su trayectoria también se destaca la fundación en 1965 del Apostolado Familia Educadora en la Fe, el haber presidido la Asociación de Charros Carlos Rincón Gallardo en 1970 y también ser fundadora también de la Asociación Nacional para la Superación Personal, (Anspac), cuyo objetivo es infundir en las esposas de los obreros los valores cristianos.

De los hijos de la familia Ponce Díaz, se ha destacado en su trayectoria empresarial el mayor de sus hijos Fernando, actual presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), quien es socio del Corporativo Bebidas Peninsulares S.A (Bepensa), y sigue los pasos de su padre Fernando Ponce García, quien fue presidente de Coparmex en 1978-1979 y de su abuelo, el fundador del Corporativo Bepensa Fernando Ponce G. Cantón, quien fue presidente-fundador de Coparmex-Mérida en 1961-1963.

Cabe destacar que el origen empresarial de la familia Ponce inicia con Jose María Ponce Solís, quien nació en 1840 en Izamal, hijo de Manuel Ponce de León y de Laureana Solís. Fue un hombre emprendedor y visionario que en su actividad empresarial emprendió en rubros como una fábrica de dulces y chocolates, otra de hielo, además, de la Cervecería Yucateca, que permaneció en manos de su descendencia hasta el año de 1979.

Texto y fotos: Manuel Pool

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