Los ticuleños exigen acciones de vivienda a Rafael Montalvo

Los ticuleños comienzan a desesperarse, ya que el alcalde Rafael Montalvo Mata no realiza acciones de vivienda, pese a que una buena parte de los pobladores lo requieren.

En su cuenta de redes sociales, la diputada morenista Rubí Be Chan indicó que Ticul tiene un presupuesto millonario y “como legisladora hago un llamado a la autoridad municipal, para que se atiendan las necesidades más apremiantes, especialmente de los que menos tienen”.

Los pobladores de la urbe zapatera comienzan a arrepentirse de haber alargado un período más al alcalde, ya que su músculo económico, los zapateros, están golpeados económicamente y no los apoyó, la delincuencia está en aumento y hasta hubo una mano negra en un concurso de belleza.

Be Chan indicó que la pobreza es la madre de la enfermedad, una imagen que habla más que mil palabras: piso de tierra, la humedad que se genera, el goteo en el techo, los puntales que se están “pudriendo”. Promesas incumplidas. Las dos caras de Ticul. ¿A dónde y a quiénes se destinan los programas y acciones de vivienda?”, preguntó.

Los pobladores siguen esperando que los apoyen con acciones de vivienda que van desde un pie de casa a la construcción de un cuarto. Más con la imparable inflación, hay quienes únicamente les alcanza para comer y pensar en construir un cuarto es imposible.

Más del 50 por ciento de la población trabaja en la informalidad, lo que hace que no puedan acceder a un crédito del Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit) y en ocasiones ni para el terreno tienen y cuando sus papás fraccionan les dan un terreno, pero no tienen para construir.

Como se sabe, viven en chozas, pero hasta con paredes de palos es demasiado frágil y es un riesgo cuando llegan huracanes, que cada vez son más frecuentes. La urbe zapatera, que ha sido hasta sede en años anteriores de un equipo de Tercera División Profesional, sigue sin dar un viraje y reflejo de esto: existe una ola de violencia, robos, asaltos y hasta de un crimen del que nadie se dio cuenta.

Texto: Darwin Ail

Foto: Cortesía