SOFÍA MORÁN
El fin de semana pasado, algo extraordinario sucedió en las paredes del Centro Cultural “La Ibérica” de nuestra ciudad. Del 23 al 25 de mayo, 50 jóvenes líderes de todo México se reunieron con motivo del Encuentro Nacional de Juventudes por Escazú, no como espectadores, sino como protagonistas de un movimiento que está transformando la manera en que defendemos nuestro derecho a un medio ambiente sano.
Fueron tres días intensos, vibrantes, llenos de aprendizajes y emociones. Jóvenes de Chiapas, Sonora, Veracruz, Ciudad de México, Yucatán, Michoacán, Puebla y muchos otros estados compartieron no solo talleres y conferencias, sino sus historias, luchas y sueños.
Cada uno de los participantes fue seleccionado por su trayectoria en el trabajo territorial, demostrando que en México existe una generación comprometida con la justicia socioambiental.
El programa, fue posible gracias al invaluable apoyo de organizaciones como Escazú Ahora, Friedrich Ebert Stiftung, CCC México, Red OJA y, por supuesto Va por la Tierra, quienes preparamos un programa de conferencias y talleres que capacitó a los participantes sobre los alcances y oportunidades del Acuerdo de Escazú, mecanismos de participación en asuntos ambientales, la situación de las personas defensoras del medio ambiente, la conexión entre biodiversidad, cambio climático y derechos humanos, entre otros temas.
Como parte del equipo organizador desde Va por la Tierra, puedo decirles que la mayor satisfacción fue ver cómo este espacio se convirtió en un verdadero laboratorio de ideas y acciones concretas. Las autoridades estatales y federales que nos acompañaron fueron testigos de cómo cuando el sector público, privado y la sociedad civil trabajan juntos, los resultados son extraordinarios.
Pero lo más inspirador fue constatar que cada participante es ya un agente de cambio en su comunidad. Desde quienes monitorean la calidad del agua en sus ríos, hasta quienes documentan los impactos de megaproyectos, pasando por quienes usan el arte para concientizar sobre la crisis climática. Todos compartimos la convicción de que el conocimiento es poder, y que ese poder debe democratizarse.
En Va por la Tierra creemos firmemente que estos espacios son vitales. No para figurar o protagonizar, sino para abrir oportunidades (especialmente a quienes históricamente han sido excluidos) y fortalecer la participación informada en los temas que nos afectan como sociedad.
A los participantes del encuentro: ¡felicidades! Salir de nuestra zona de confort no es fácil, pero es ahí donde ocurre el verdadero crecimiento. Cada taller, cada conversación nocturna, cada idea compartida fue una semilla que pronto dará frutos en sus comunidades.
Y a quienes me leen: los invito a sumarse a esta ola de cambio. Sígannos en @Vaporlatierra donde compartiremos más oportunidades de formación e incidencia. El futuro no se espera, se construye. Y esta generación ya está poniendo manos a la obra.