Luto nacional

Por Armando Escalante

El almanaque trae citas ineludibles con la realidad, algunas sirven para recordar gratos momentos, otros no tanto, que nos sumergen en la historia o que nos enfrentan al presente, y peor aún, que nos deparan negros panoramas futuros. Hoy es una fecha de esas.

En medio del bailongo con artistas “de donativo” y celebraciones con aroma de venganza, llegamos este uno de julio a una efeméride luctuosa para recordar el saldo negativo para México, a un año de la tragedia; la de miles y miles de personas, familias enteras, que perdieron su empleo, con hijos sin guarderías, que dejaron de tener programas de apoyo, solo por el ánimo perverso de quitarles sus plazas y de generar la compra de “clientes” para el futuro electoral.

Es una fecha negra para quienes este 2019 murieron esperando la pastilla o la vacuna que aliviara su dolor, la cual no llegó porque el pregonero ordenó que no se compren “medicinas caras”, vetó empresas farmacéuticas y canceló las compras de preciados bálsamos sin importar las consecuencias. La cantaleta del combate a la corrupción los mató. Y así siguen.

Fecha para recodar a quienes perecieron quemados por la no efectividad en el combate al huachicol, usado como circo mediático para engañar a la Nación combatiendo un problema que ya no se sabe si existe porque la publicidad ha terminado.

La de hoy, es una cita de aniversario que inauguró la muerte de organismos autónomos, independientes, de apoyo técnico, que eran el equilibrio ante los excesos del mismo gobierno, para evitar ocurrencias. Sigue el despropósito de desaparecer al árbitro electoral, organizador de los comicios que hace un año llevaron al poder a quien hoy quiere eliminarlo.

Triste día en el calendario, cuando 12 meses atrás millones sucumbieron a la mentira, al engaño vil de quien proclamaba que haría grandes cambios que luego serían verdaderas calamidades para el país, como el asesinato de un aeropuerto, que iba a ser el más moderno de América Hispana pero que debió morir ante los pies de la ignorancia con una consulta de caricatura que solo sirvió para confirmar la perversidad de quien se oponía a él con argumentos falaces. Con él “perdieron la vida 55 mil empleos” de una necesitada mano de obra y se cancelaron para siempre los otros 550 mil que se iban a crear cuando todo estuviera funcionando. Mataron el desarrollo económico por quien hoy celebra un triunfo que le regalaron 30 millones de incautos, algunos incluso sin saber lo que se venía.

El recuento luctuoso no excluye a los más de 20,000 asesinados en apenas estos 7 meses, que ya bajo la tutela de un presidente que ofreció seguridad, y que perdieron la vida mientras Manuel López -el del bailongo- seguía culpando al pasado.
Réquiem en este día por todas las plumas de aquellos periodistas, programas, publicaciones, que se han visto obligados a retirarse, a dejar de escribir, a quitarse del camino, que se han muerto en la raya, porque sus ideas y sus creencias no comulgan con la incoherencia y la sinrazón y que que han caído víctimas de la intolerancia de quienes no soportan leer algún texto como este.

 

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