Me encantaría ser Gobernador: Carlos Berlín Montero

El actual delegado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en Yucatán, Carlos Berlín Montero, precisó que a sabiendas del compromiso y muy responsable con ello, “me encanta la posibilidad de, si el partido me diera la oportunidad, ser candidato y llegar a ser gobernador del estado. Me encantaría llegar a ser gobernador“ , declara sin rodeos.

     Definido como un hombre de raíces arraigadas, de familia, de principios, amigable, romántico, sensible, sencillo, sincero, comprometido y apasionado, Berlín Montero le abre a Punto Medio las puertas de su oficina.

El funcionario platicó sobre sus gustos, aspiraciones y todo aquello que lo ha formando como persona, desde el fallecimiento de dos de sus hermanos, hasta salir adelante académicamente gracias a su dedicación y esfuerzo.

Sus orígenes

Jorge Carlos Berlín Montero nace en el municipio de Calotmul, Yucatán, el 10 de octubre de 1957. Sus padres, Mario Alberto Berlín y Ana Montero Pérez, hoy viuda de Berlín, son oriundos del municipio yucateco de Espita y de la población de Bécal, Campeche, respectivamente. –Soy muy yucateco con influencia de mi madre de origen campechana- dice para subrayar su arraigo.

–¿Cuál ha sido la enseñanza  que más importante de sus padres?

–Yo creo que todo lo que soy se lo debo a mis padres en cuanto a mi formación, a mis principios y valores. El hecho de que hayamos tenido una infancia con muchas necesidades, hayamos nacido y crecido en un municipio en donde las cosas no son fáciles, hizo que aprendiéramos mucho de ese espíritu de lucha de mi papá y mi mamá.

–Una de las enseñanzas de mi padre fue el amor a la tierra. Era una persona muy aferrada a la tierra. Creía mucho en el potencial que tenía el campo yucateco, era un hombre con mucha sensibilidad, defendía a los que menos tienen, en ese caso a los productores del medio rural, a los campesinos. De ahí aprendí algunas situaciones que me forjaron y llevanron hacia un compromiso natural con la gente que menos tiene -dijo.

–En el plano académico, ¿dónde se forma, don Carlos?

–Soy producto de mucha lucha, de mucho trabajo para formarme académicamente. En Calotmul, como en todos los municipios en ese entonces, en los años 60, no había educación secundaria y entonces tenía que trasladarme de Calotmul hasta Espita para estudiarla. Éramos varios niños, muchos se quedaban en el camino y de todos los que terminaron la educación primaria en esa generación, siete muchachitos, entre ellos yo, nos íbamos hasta Espita en bicicleta para estudiar; y de ésos, dos logramos terminar la educación media superior, y en mi caso también una carrera superior.

–Terminé la secundaria en Mérida por esas necesidades. Comencé en Espita pero por motivos prácticamente imposibles de evitar me tuve que trasladar a la capital para concluir la educación secundaria, y por consiguiente alejarme de mis papás por un tiempo, hasta que se dieron las condiciones para que todos tuviéramos una vivienda en esta ciudad. La carrera la terminé en la Universidad Autónoma de Yucatán. Soy egresado de la Uady, es mi alma máter.

–¿Qué estudió?

–Soy médico veterinario zootecnista, egresado de un sistema modular, lo que significa que le dedicábamos más tiempo a la práctica que al aula, más a las experiencias en el campo de trabajo y poco menos a la teoría-.

–El hecho de venir del medio rural, donde uno no tiene acceso a muchas cosas, y luego llegar a la ciudad con un dinamismo mucho más fuerte y donde la vida se siente mucho más rápida, hay que tomarlo con mucho cuidado. Hay más competencia en cuanto a la vida, le cambia a uno la realidad de las cosas. Pero creo que es parte de un proceso formativo que pasamos los seres humanos y que nos forja como seres humanos.

–¿Cómo era don Carlos de pequeño?

–Era un chamaco como cualquiera del medio rural; muy travieso (sonríe), deportista… Jugaba en la cancha de vóleibol del municipio con los amigos, organizábamos campeonatos.

–Hacíamos travesuras como irnos al terreno, a la milpa de algunos compañeros, amigos nuestros, a desgranar mazorcas de maíz. Las travesuras normales que hacen los chamacos. Prácticamente éramos niños llenos de energía que veíamos unas cosas sin tanto problema, cosas propias de esa edad y donde no mediamos a veces las consecuencias de nuestros actos.

–¿Algún juguete o juego entrañable?

–El hecho de tener la visita de Santa Claus nos la teníamos que ganar con buena calificaciones, portándonos bien, acompañara mi papá a la granjita.El hecho de que nos puedan traer una pelota de plástico, un bate de de béisbol o una pelota de trapo nos divertía. Para un niño del medio rural una pelota de plástico es toda su vida, su alegría-.

–¿Cómo es que pasó de veterinario a la función pública?

–Yo estudié la carrera de veterinario inicialmente contra la voluntad de mis papás. La verdad que ellos querían que fuera médico. Mi abuelo había sido doctor, mis tíos; mi papá soñaba con que su hijo Carlos, el mediano, fuese médico. Decían que tenía el carácter para eso y recuerdo que me dio mucho trabajo convencerlos de que quería estudiar medicina veterinaria. Pese a todo los logré convencer.

Un recuerdo triste

La voz de Berlín Montero se quiebra, para mostrar su parte más sensible, cuando le llega el recuerdo de sus hermanos Roberto y Alejandro. Sus ojos se llenan de lágrimas…

–Nosotros éramos tres hermanos varones, somos cinco en la familia: mi hermana Ada, mi hermano Roberto; yo, mi hermanito Alejandro y mi hermanita Gabriela.

Vemos que le causa sentimiento hablar de sus hermanos. ¿Qué pasó?

–Sí, lo que ocurre, es que dos de ellos fallecieron; Alejandro murió a los 18 años cuando entramos a la Facultad, de hecho la cicatriz que cargo es un recuerdo de eso; y Roberto  murió a los 28 años, diez años después, en la Ciudad de México cuando era subgerente de control financiero. Los cinco hermanos éramos muy unidos y luego que se fueron dos, los tres que quedamos nos unimos más.

El inicio de su carrera 

-Trabajé en el Aeropuerto Internacional de Mérida como supervisor de sanidad vegetal y eso me permitió costearme los tres primeros años de la carrera de médico veterinario.

–Terminé la carrera y mi papá me pidió que me dedique a nuestro rancho, no quería que me vaya a trabajar a ningún lado. Me decía:”Métete al rancho a inyectar las vacas que tenemos (suelta una risa), porque para eso te va a servir nada más, no quisiste estudiar lo que te dije’” Recuerdo que le comenté: “No, yo estudié la carrera porque quiero cambiar un poco, con mi esfuerzo, cambiar la realidad de la gente”.

–¿Cómo es que se afilia al PRI?

–Al estar en la zona henequenera, en una ocasión en Umán y luego en Tixkokob o Izamal, recibí la invitación de algunos líderes para que encabece alguna candidatura, una diputación local. Y después decidí afiliarme al PRI; es el partido que va más acorde con mis principios. Soy muy aferrado al tema de la justicia social, siempre he considerado que los apoyos, las oportunidades de vida, se deben dar de manera pareja y depende del estrato socioeconómico en el que se encuentra cada ser humano.

–Siempre pensé que no era una persona política, siempre lo dije, soy un funcionario público porque me gusta la administración pública, cuidar los recursos que vienen del propio pueblo y deben servir para transformarle la vida a los demás-.

A pesar de no considerarse una persona política, Berlín Montero fue secretario de Desarrollo Rural, líder estatal de la CNC, diputado federal, diputado local, oficial mayor  del Gobierno del Estado y recientemente, delegado de la Semarnat. 

–En la diputación local fue donde aprendí unos de los principios que debe tener un político, el arte de consensuar. Te puedo asegurar que el trabajo legislativo en un Congreso Local es más intenso que el que se hace en el federal.

–¿Volvería a estudiar lo mismo?

–¡Por supuesto! Nada más que con todo lo adquirido y con todo los golpes que me di, a lo mejor tendría más resultados. Seguimos teniendo un estado donde hacen falta muchas oportunidades.

–¿Le gusta el cine?

–Me encanta el cine, me encanta la comida, soy un apasionado de lo nuestro.

–¿Qué tipo de comida?

–Me encanta el chocolomo, me encantan los guisos tradicionales. Para mí no hay nada más reconfortante que un buen plato de chocolomo, con todo lo que lleva: chiltomate, salpicón, chilito habanero, tostadita, todo… Me encanta la horchata, es uno de mis refrescos favoritos, y también el refresco de lima.

–¿Música?

–Me apasiona la música. ¡Soy muy romántico! (sonríe).

–¿Algún artista preferido?

–Me gustan las baladas románticas. Soy un romántico empedernido; me gusta la trova, me gusta José José, los boleros, me encanta Alejandro Fernández, me gusta la música mexicana tradicional, Vicente Fernández, pero disfruto la balada romántica.

–¿Qué es lo que más disfruta?

–Soy un hombre que disfruta la familia y creo que es lo más inspirador que puede tener todo yucateco, todo mexicano. Si tengo poco tiempo, lo disfruto con la familia. Creo que es son los momentos que más te alimentan el espíritu y seguir la lucha.

¿Algún libro?

–Me gusta… Creo que al final me voy a identificando con esos libros que tiene que ver conmigo mismo. De Miguel de Cervantes me gusta casi todo lo que escribió desde las novelas ejemplares hasta su máxima obra que es Don Quijote de la Mancha. De los autores más nuevos, me encanta uno brasileño que se llama Paulo Coelho. Creo que El alquimista es un libro con el que nos identificamos todos; es aquel ser que estuvo en busca de sus sueños y al final se da cuenta de que su sueño lo tenía junto a él toda la vida. Eso nos suele pasar a muchos.

–¿Color favorito?

–El azul me gusta porque es un color que me relaja, el verde porque me relaja. ¡Pero tú eres priista!, me dicen; bueno sí, ¿pero qué? El color es lo de menos, al final no creo que eso defina tu situación partidista.

–¿Le gusta viajar?

–¡Me encanta! Yo creo que todos los seres humanos, todos los yucatecos tenemos que viajar y no me refiero a países lejanos. El sólo hecho de cambiar, de visitar otros lugares, te hace ver las cosas desde otro punto de vista.

–¿Como se define?

–Soy humano, muy humano. Reconozco que tengo que trabajar en eso. Soy muy desprendido con mis cosas y cuando platico con una lideresa y me cuenta sus problemas, acabo dándole todo lo que tengo.

¿Mascota?

–Me encantan los perritos. Ahora me quede sin uno, pero siempre me gustan.

–¿Alguna raza en especial?

 –El chow chow cabeza de león. Hemos tenido varios. Son hermosos de pequeños y de grandes.

–¿Dónde se ve en los próximos años?

–Te diría en los próximos días, o meses: aquí en Semarnat. Siempre que el Presidente me tenga la confianza y que el Gobernador vea bien el trabajo que hago.

–¿En el 2018?

–Yo creo que sería… Soy un hombre que siempre he estado en los lugares, que si bien lo he anhelado como cuando fui secretario de Desarrollo Rural o cuando fui presidente del Congreso o en la Oficialía Mayor, pero sería hasta esa fecha; porque ahorita tengo un compromiso enorme con el país y Semarnat.

–Me gustaría ser candidato y llegar a ser gobernador del estado. Tengo la experiencia, tengo la edad, el momento como ser humano para poder hacer esto, pero tengo que ser respetuoso con los tiempos. Soy un hombre muy congruente en la vida, muy institucional, sé de tiempos, no son los tiempos ahora. Ahora es hora de trabajar por el medio ambiente, por dar resultados aquí.

–Me gustaría llegar a ser gobernador, pero no está  sólo en mí, sino en el partido, y en todos los yucatecos y yucatecas que en su momento sabrán definirse por las personas.

–¿Lo buscará?

–Creo que todos aquéllos que estamos en la función pública y estamos haciendo las cosas bien, de alguna manera sino lo buscamos, es una consecuencia.

–¿De no ser así?

–Estoy seguro que habrán oportunidades para mi. Los yucatecos bien nacidos, los que queremos al estado, siempre tenemos muchas cosas que hacer por la entidad-.Jesús Gómez

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