Mini casinos invaden de nuevo el centro meridano

Reaparecieron los mini casinos en el Centro. En diversos establecimientos es notoria la presencia de estas máquinas que entretienen a niños,  amas de casa y adultos mayores.

En la Plaza Sorpresa, ubicada en la calle 58 con 67, su éxito comercial son esos aparatos, pues los otros locales están sin rentar y los que se utilizan, como un salón de tatuajes y una estética, apenas reciben clientes.

A la entrada un guardia de seguridad cuida el establecimiento, los primeros locales están llenos de clientes que desafían la suerte, cuyas pérdidas van desde los 10 pesos hasta los $50.

Nadie se conoce, ni se saluda. La única expresión que emiten es “cámbiame el billete por favor” y, un encargado del local hace la transacción para que el usuario se entregue al frenesí.

El clima es similar al de cualquier casino, con ciertas similitudes como las emociones de frustración o alegría si se pierde  o gana, depende de la suerte.

Las diferencias, muy notorias, son la falta de sillas cómodas, atención de meseros, iluminación y aire acondicionado.

Cuando mucho habrá un encargado que te venderá el agua, refrescos, golosinas y botanas a un precio más elevado que en cualquier estanquillo de la zona.

Se le pregunta al encargado del lugar cómo se usa las máquinas, sólo te responde: “Tú mete la moneda y juega”.

Mientras los adultos intentan recuperar lo perdido, la suerte parece coquetear con mayor frecuencia con los niños, quienes al verse ganadores de cantidades que van desde los cinco pesos hasta los $100, deciden retirarse. Mientras los grandes, luego de sacar para el camión, desisten de seguir intentando.

En el mercado San Benito la situación es más escondida, en la oscuridad, donde todos buscan tener un golpe de suerte que les permita ganar, aunque sea un “ciego”.

Por ahí dicen algunos usuarios más tardan las autoridades en decomisar los mini casinos, que al poco tiempo proliferan de nuevo.

Irbin Flores Palomino

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