Son antiguas. Algunas temidas, otras respetadas e incluso ignoradas. Las supersticiones en el teatro están ahí, suelen compartirse entre los actores, quizá para prevenir infortunios en el estreno de la obra o durante la temporada.
La otra cara de la moneda son los rituales que algunos actores hacen para llamar la buena fortuna. Pero tampoco son garantía de tener el teatro lleno.
PUNTO MEDIO recopiló los testimonios de varios actores para exponer los ritos destinados a atraer el éxito y evitar el fracaso al momento de estrenar una obra.
“Rómpete una pierna”
Semanas previas a su participación en el Festival de Vida y Muerte de Xcaret, en 2012, Raúl Niño ofreció una entrevista en la que habló detalles del montaje “Las profecías de Salma Salomé”. Concluida la plática, el reportero le deseó mucha suerte, algo que inquietó al actor y le recomendó no volver a repetir esa expresión.
–Mejor utiliza “Mucha mierda” o “Rómpete una pierna” –comentó el veterano intérprete de la segunda actriz del teatro regional.
Ambas frases impactan, para uno que otro neófito en la materia pueden resultar agresivas, los orígenes se remontan a Francia y Reino Unido.
“Mucha mierda”, por muy escatológico que se escuche para los oídos de Conchi Roche o los ajenos al oficio, se refiere a los excrementos que dejaban los caballos de los carruajes de los asistentes al teatro. Cuanto mayor era la mierda alrededor del teatro, mayor éxito supuso para la obra.
La segunda frase toma su origen en el teatro isabelino británico. Aunque su significado es algo incierto. Se atribuye cuando el público, después de una excelente presentación, arrojaba monedas al escenario; los interpretes se arrodillaban y “rompían la línea de la pierna” para recolectarlas.
Amarillo, de la mala suerte
Esta superstición suele ser ignorada en el gremio local. Su origen se encuentra en el Siglo XVII cuando Juan Bautista Poquelin “Moliere” estrenó “El enfermo imaginario”.
Para la presentación, el actor vistió de amarillo. En plena representación se sintió indispuesto y pocas horas después murió en su casa. Algunos historiadores mencionan que sufrió un ataque de tos que lo mató.
Sin embargo, Salomé Sansores “Chepita Kakatúa” dijo que el amarillo es de la buena suerte, y que ella tiene un hipil de ese color.
Morado, sinónimo de mal augurio
Otro color considerado de mal augurio es el morado. Durante la Edad Media, en el período de la Cuaresma estaban prohibidos los espectáculos teatrales, en consecuencia, los actores y saltimbanquis estaban obligados a cesar sus actividades. Con el paso del tiempo, este mito fue desechado.
Para la vedette Bárbara Fox el color morado y púrpura es de buena suerte, pues ayuda a limpiar de energías los teatros. Durante el estreno de la revista cómico-musical “Las Barbyaventuras” en 2013, una bailarina del elenco estuvo a punto de caerse al ejecutar un paso de hip hop.
Ante esa situación, Bárbara salió al escenario con un vestido morado para contrarrestar las malas vibras y que no haya más accidentes. El espectáculo continuó, las siguientes presentaciones tuvieron discreto público.
La segunda función es la mala
Hay una máxima en el teatro, que dice que la segunda función, por regla general, es mala por diversos factores. “Los niveles de adrenalina de los actores bajan después del estreno, entonces la sensación ya no es la misma y suele haber más errores”, relató Salomé Sansores.
La comediante regional también compartió que antes de presentarse en cualquier teatro, sin importar si es antiguo o moderno, siempre tiene que pedir permiso a los entes que ahí habitan.
–Esos lugares tan mágicos tienen sus cuidadores, por lo que cuando llego lo primero que hago es tocar el escenario para saludar a su protector, pues en caso contrario no me siento tranquila durante la función y en ocasiones suelen guardarte algunos objetos –recordó.
Patty Sánchez Pérez, joven actriz, es de las que consideró la importancia de presentarse a los “cuidadores” del teatro.
–Momentos antes de una presentación pido permiso al escenario. Soy muy católica y me encomiendo mucho a Dios, pero debo pedir permiso al inquilino de esos lugares para que me permitan trabajar –explicó.
Nelson Cepeda Borba es otro de los actores que considera necesario pedir permiso a los guardianes de los teatros.
–Para mí el teatro es un templo. Yo cuando estoy ahí, sí doy los buenos días o las buenas tardes. Beso el piso del escenario y le pido permiso para poder habitar ese espacio –comentó.
Cuando no realiza ese ritual, el intérprete se siente muy inquieto. “No sé, sucede algo. Pero esto lo hago siempre desde la primera vez que subí el teatro”, abundó.
Sin embargo, en los teatros muy antiguos tiene la necesidad de encontrar un clavo, porque es señal de buen augurio.
Si los clavos atraen la buena suerte, lo mismo sucede con las herraduras. Como están hechas de hierro, los antiguos griegos decían que sirven para espantar malos espíritus, y al tener la forma de la luna, símbolo de la fertilidad y la fortuna, se pensaba que eran determinantes para la suerte del evento escénico.
Romper espejo
Que se rompa uno de estos objetos es considerado de mala suerte, específicamente tendrás siete años de maldición. Por cuestiones de seguridad, sobre el escenario no debe haber espejos porque al romperse algún actor puede lastimarse.
Los espejos eran considerados elementos mágicos para adivinar el futuro, si se rompe quiere decir que esa imagen de tu futuro se distorsionará, romperá y tardará tiempo en reconstruir. Lo positivo es que vivirás siete años, pero con mala suerte.
El paraguas
El abrir un paraguas en un interior trae mala suerte. La superstición es reciente. Al ingresar en una casa con el paraguas abierto y bajarlo para cerrarlo, el portador no ve a quién o qué tiene adelante.
Hubo casos en que hirió de gravedad a alguien que estaba en la vivienda con la punta de la sombrilla o que derribó algún objeto presente en la misma. También las varillas, metálicas y afiladas, causaron algún que otro incidente entre los primeros usuarios de paraguas.
Además, cuando se cierra el paraguas siempre caen al suelo varias gotas de agua, que pueden ocasionar resbalones y accidentes.
A partir de entonces se empezó a considerar que el abrir el paraguas dentro de una casa daba mala suerte a quien lo hacía y también a quienes le rodeaban. Hay quien dice que incluso la superstición se inventó a fin de que la gente fuera cuidadosa con el paraguas.
Teo Flores, de la compañía Títere Planet, mencionó que esta superstición la escuchó de sus profesores de la Escuela Superior de las Artes de Yucatán (ESAY), quienes les pidieron no abrir un paraguas en escena.
El actor ignoró tal recomendación y hasta el momento no ha sucedido nada grave, sobre todo en “Momo”, donde tienen que abrir una sombrilla.
Un piquete, un augurio
Tony Baeza recordó que en la segunda obra, “Mundo Nocturno”, en la que participó le asignaron el personaje de “Grillo, pillo”, pero debía doblar personaje. La decisión no la había tomado el director Francisco Solís.
El estreno del montaje fue después de las vacaciones de Semana Santa, cuando el actor vivía en Valladolid. Mientras chapeaba el patio, un alacrán lo picó. “De alguna manera intuí que me tocaría ‘Galán, el alacrán’. Al regresar, el director me informó que el personaje del alacrán era mío (ríe)”.
El teatro es mágico. Cada actor tiene su propia mística, que conlleva rituales para atraer el éxito en la función.
– Irbin Flores Palomino