Mito de María Félix comenzó con su retiro

El mito de María Félix, “La Doña”, comenzó el mismo día que se retiró del cine y sigue vigente hoy, a los 15 años de su fallecimiento, dijo el escritor Sergio Almazán, autor de Acuérdate, María, novela sobre la última diva del cine mexicano.

En la película Doña Bárbara de 1943, María Félix (1914-2002) se convirtió en el personaje de “La Doña” que vimos en sus cintas y después de su último trabajo, la teleserie La Constitución en 1970. “Lo que sabemos de María es la construcción de su mito”, explicó el escritor.

Almazán aseguró que después de La Constitución, que marca el cierre de su trayectoria como actriz, “María ya no volvió a hacer nada”.

“Ya no estaba en la pantalla, ya no la veíamos, sabíamos que estaba en París, la veíamos en las portadas de revistas parisinas”, dijo el escritor, que presenta su novela con la frase “Ningún mito se sostiene solo de verdades”, sugerida por el cronista mexicano Carlos Monsiváis (1938-2010).

Más allá de mitos y verdades, Almazán la define como “una mujer que supo sacar provecho de las cosas que tenía en contra”, además de que tenía cualidades que facilitaron su transformación en la última diva del cine mexicano.

“Tenía una gran presencia fílmica; llenaba la pantalla con su presencia” y los expertos afirmaron que con el acercamiento a los ojos que le hizo el fotógrafo Gabriel Figueroa (1907-1997) en la película Enamorada (1946) “se inventó el close up” en el cine, señaló.

Una larga lista de objetos que pertenecieron a la actriz, como joyas, fotos, cuadros y guiones de películas muestran la intimidad de la mujer más allá del personaje que definió su carrera cinematográfica

María Félix representaba la modernización de México al presentarse como una mujer cosmopolita, de vestir elegante, que daba la imagen de “una mujer latina no rural”, por lo que no sorprende que haya hecho cine en España, Italia y Francia.

Otro factor es que contribuyó a la “feminización de la mujer”, lo que puede parecer un pleonasmo pero es que siempre encarnó a una mujer que “nunca se vio débil y nunca se mostró sumisa”.

“Era el barroco moderno; toda ella era exagerada. Tenía que llevar las joyas más caras, el vestido más caro, el maquillaje más caro, el mejor peinado. Nada en ella era discreción, (usaba) el vocabulario más directo, definitivo”, sostuvo.

Para Almazán, estos elementos de diva no los tiene ningún personaje de la vida pública actual de México, y eso favorece que “sea un personaje mágico” que se mantiene presente en el imaginario popular.

“Le debemos la construcción del cine contemporáneo. Gracias a ella se posicionó a México ya no como el cine de rancheras, sino como un cine urbano, contemporáneo, con un nuevo lenguaje”, señaló.

El autor de Acuérdate, María considera que la diva dejó un gran hueco al no estipular en su testamento que su casa se convirtiera en un museo.

“María tuvo que haber dejado en su testamento que su casa se convirtiera en museo; tendríamos un lugar donde decir ‘En esta cama durmió’, ‘En esta vajilla francesa, única en el mundo, comía; Diego (Rivera) la pintó’”, concluyó.-El Universal

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