CIUDAD DE MÉXICO.-El cuerpo de Sergio Adrián Hernández Güereca cayó sin vida en el lado mexicano de la frontera, separado por una línea invisible de Estados Unidos y de la pistola todavía caliente de un agente fronterizo.
La escena resucita ahora en la Corte Suprema estadunidense, que decidirá qué reglas rigen en esta “tierra de nadie”.
Este mes, la máxima instancia judicial de Estados Unidos aceptó considerar los reclamos de la familia del adolescente mexicano, que tenía 15 años cuando el agente fronterizo Jesús Mesa le disparó.
Hacía calor aquel día de verano de 2010 y Hernández Güereca estaba jugando con tres amigos en una zona que separa El Paso (Texas, Estados Unidos) de Ciudad Juárez, Chihuahua (México). El juego consistía en correr hasta la valla metálica de Estados Unidos, tocarla, corretear y volver a toda velocidad hasta la parte mexicana.
En su recurso ante la Corte Suprema de Estados Unidos, los abogados del mexicano defienden que los niños estaban jugando y no representaban ninguna amenaza para los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
En un intervalo de unos segundos, el agente Mesa sacó su arma, apuntó a Sergio y le disparó en la cabeza, justo al lado del ojo”, narra la defensa.
Asimismo, asegura que ni el propio agente Mesa ni ninguno de sus compañeros de la patrulla fronteriza ofrecieron después ayuda al joven, mortalmente herido.-Excélsior