Muxes, el tercer género en el Istmo de Tehuantepec

Ser aceptada entre los hombres y mujeres de la comunidad juchiteca es un orgullo para Mística Sánchez Gómez, muxe indígena zapoteca originaria de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.

“Es un privilegio para nosotros que el ochenta por ciento de la gente ya comprenda que somos seres humanos y personas como ellos, y que hemos luchado por nuestros derechos”, dice con voz firme.

Mística forma parte de lo que en la región de Istmo de Tehuantepec se conoce como el “tercer género”: muxes, quienes no se definen ni como hombres ni mujeres. A diferencia del resto de la comunidad LGBTI en el país, los muxes se hacen cargo del cuidado de los niños, bordan, ayudan en las fiestas patronales y se encargan del hogar, labores que son comunes entre las mujeres zapotecas.

“Y es por eso que nos hemos ganado el respeto para poder portar la indumentaria de la mujer istmeña”, dice Mística al tiempo que recuerda la discriminación sufrida hace algunos años, cuando todavía no era aceptada por completo la comunidad muxe.

Hoy en día salen de forma libre por las calles ataviadas con el traje típico de la mujer tehuana, el cual solía portar la reconocida pintora mexicana Frida Kahlo como símbolo de mexicanidad.

Con su huipil y falda bordadas con hilos de seda, enagua, así como aretes y collar de oro, los muxes ya pueden ir a las velas, una de las tradiciones más arraigadas en Oaxaca donde se hace un festejo en honor de los santos patronos.

Portando su elegante vestimenta llena de tradición y cultura la zapoteca Mística desfiló por Avenida Paseo del Reforma el pasado 29 de junio en la 41 Marcha del Orgullo LGBT de la Ciudad de México.

Se dice satisfecha de haber caminado por la avenida más importante de la Ciudad de México, donde, junto con toda la comunidad, fue bien recibida, incluso, admirada y reconocida por su elegante atuendo.

Reconoce un veinte por ciento de aceptación por el cual tiene que luchar, pero mientras celebra que la lucha ya esté rindiendo frutos. Para Mística lo más importante es dar respeto, fue así que se ganó un lugar dentro de la población zapoteca: “si pedimos respeto, tenemos que dar respeto”, asegura.

Texto y foto: El Universal

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