NO HUBO CARNAVAL EN MÉRIDA PERO SI IMPOSICIÓN DE CENIZA EN CATEDRAL.

Ayer miércoles inició el tiempo de cuaresma con el rito penitencial de la ceniza, y en la Catedral de Mérida, el arzobispo de Yucatán, Monseñor Gustavo Rodríguez Vega pidió orar por la Paz en Ucrania, sin olvidar que México también vive momentos difíciles

“México es también campo de guerra, en estos días han caído tantos hermanos muertos, casi como el número de los muertos en Ucrania. Vivimos dentro de una guerra, falta la paz en México”, dijo el prelado quien hizo un llamado para involucrarse y trabajar en el tema.

En este sentido dijo que podemos contribuir primero pacificándonos a nosotros mismos y viviendo la paz en familia y con quienes nos rodean; dando ejemplo a los jóvenes y niños para que se eduquen para la paz.

Ante la situación de emergencia que se vive a nivel mundial con el conflicto entre Rusia y Ucrania y que se dice podría marcar el inicio de una tercera guerra mundial, el papa Francisco pidió que este Miércoles de ceniza sea un día de oración y de ofrecer el ayuno penitencial por el cese a las hostilidades.

“Quien hace la guerra, olvida a la humanidad, antepone todos los intereses del poder; y confía en la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios”, subrayó en su homilía el arzobispo quien recalcó que en todo conflicto, es la gente común la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras de la guerra.

Por ello, hizo un llamado a que callen las armas, y dijo que es urgente abrir corredores humanitarios para atender a quienes buscan refugio y huyen con sus niños.

Además de la Guerra en Ucrania y la violencia que se vive en nuestro país, también es un signo de los tiempos que marca esta cuaresma son la invitación a que obispos y sacerdotes escuchen lo que el pueblo de Dios opina, siente y quiere, y que de esta manera caminen junto a los laicos en la vida de la Iglesia.

A esto se le llama Sinodalidad, Caminar juntos, explicó el prelado quien también pidió no olvidar que el hombre no es un ser omnipotente como lo demostró la pandemia.

“Esas son las lecciones que nos dejó la pandemia, que ante la posibilidad de que ante los avances de la ciencia no nos llenemos de soberbia; demos gracias a dios por ser sobrevivientes y oremos por los fallecidos, y por quienes están aún enfermos”, apuntó.