El investigador de la Uady Jorge Lechuga Andrade logra consumar el proyecto tras seis años de estudios y observaciones
El investigador y docente de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) Jorge Lechuga Andrade patentó un novedoso sistema desalinizador de agua de mar a través del método de osmosis inversa centrífuga, que establece ahorro en los procesos en la realización de la obtención del líquido vital y su transformación a uso doméstico. |
Exdirector de la Facultad de Ingeniería Química, Lechuga Andrade obtuvo el Premio Nacional del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos 2015 por el proyecto de tesis de doctorado sobre dicho descubrimiento, que ha sido registrado como un moderno e innovador sistema para obtener agua potable.
Jorge Lechuga Andrade logró la patente de este innovador sistema tras seis años de estudios y observaciones, tiempo necesario para diferenciar su proceso al de otras marcas y procedimientos internacionales, lo que le permitió recibir en 2015 el certificado de patentado ante los organismos oficiales de México y de Estados Unidos.
El académico de la Facultad de Ingeniería Química de la Uady destacó que el proceso recibió las patentes luego de seis años, tiempo en que se debió cumplir con pruebas y comprobaciones sobre el sistema, respecto de otros que se aplican en diferentes partes del mundo.
Las patentes fueron otorgadas por el Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual (Impi) y la Oficina de Patentes de Estados Unidos de Norteamérica. Ambas se otorgaron el año pasado con una vigencia de veinte años en promedio.
El inventor dio a conocer que son múltiples los factores y ventajas que ofrece el procedimiento que estudió y ha puesto en servicio, ya que desaliniza el agua de mar para convertirla en potable por el sistema de ósmosis inversa centrífuga con “vórtices de Dean”, lo que reduce costos de producción y de energía eléctrica, así como de impactos ambientales.
Explicó que el sistema es centrífugo, lo que permite reducir el consumo de energía, casi en un 80 por ciento respecto de otros que se utilizan en Europa y Medio Oriente.
Adicionalmente, los costos de producción son menores porque el mismo sistema permite que haya una limpieza sistemática de las membranas, lo cual en otros procesos se debe realizar de manera manual, lo que implica tiempo dedicado a la limpieza y no a la producción.
Y más aún, resaltó, este sistema centrífugo reduce impactos ambientales, pues una vez concluido el proceso el agua de rechazo –como parte normal del proceso de desalinización-, ésta pasa por el filtrado de ósmosis para un post-tratamiento y sólo así se regresa al mar, con tal de evitar el impacto a la flora y fauna marina.– José Cortazar Navarrete