Pederastía ensombrece renuncia

CIUDAD DE MÉXICO.- El pasado martes 6, el cardenal Norberto Rivera presentó formalmente su renuncia como arzobispo primado de la Ciudad de México, al cumplir 75 años de edad. Según su vocero, Hugo Valdemar, la renuncia se realizó “en tiempo y forma” y se le comunicó al nuncio apostólico Franco Coppola.

Días antes, Alberto Athie y José Barba, los dos principales impulsores de un juicio de responsabilidad contra Rivera por haber protegido y defendido a curas pederastas durante sus 22 años al frente de la Ciudad de México, presentaron una denuncia formal ante la Procuraduría General de la República (PGR) para que investiguen al excardenal.

El cardenal pudo haber renunciado sin estridencias y con un último gesto de generosidad que nunca tuvo con las víctimas de los abusos sexuales y de la teología conservadora que él representó. Por el contrario, el sacerdote de origen poblano desafió una vez más a las múltiples evidencias en su contra.

La demanda de Athié y de Barba fue en respuesta a declaraciones previas de Rivera, quien negó que hubiera protegido a pederastas, así como la existencia de abusadores sexuales durante su arzobispado.

Con el cinismo tan característico de una jerarquía que hace votos de impunidad, Norberto Rivera siguió negando haber protegido a Marcial Maciel, el santo patrono de la corrupción religiosa durante las últimas décadas.

Proceso

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