Periodismo sin funerales

Por: Alejandro Fitzmaurice

 

 

Tuve la oportunidad de viajar la semana pasada a la Ciudad de México para acudir al VII Encuentro del Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Educación en Periodismo (CLAEP), dependiente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) encabezada por el periodista Ricardo Trotti.

Del evento, regresé sin grandes noticias, pero con certezas profundas que reafirmé gracias a las reflexiones de la sabia comunidad de académicos y periodistas reunida en la Anáhuac Norte, sede del Encuentro.

Mi conclusión es sencilla y concreta: el periodismo, efectivamente, no se está muriendo, aunque sí agoniza el papel, así como el antiguo rol de exclusividad en la generación de agendas informativas. Al menos eso último es ya historia antigua con las redes sociales.

No obstante, rasgarse las vestiduras por esto es seguirle el juego a los pájaros de mal agüero que profetizan el final de las salas de redacción. Claro, en este punto, otro tema clave es la comercialización: ¿Cómo pagar sueldos dignos si una enorme mayoría de los usuarios en la red no quiere pagar un solo peso por información que, según ellos, hallarán en cualquier otra parte?

La respuesta ya la dio Jeff Jarvis, autor de “El fin de los medios de comunicación de masas”: los medios necesitan servir a las comunidades y generar contenidos que ayuden al prosumidor (dígale adiós al receptor pasivo de los tiempos de las masas). Basta ya de querer imponer noticias que resulten ajenas a sus intereses, aunque sin exagerar: finalmente, temas como la política o la economía son asuntos esenciales, noticias trascendentes que todos debiéramos conocer. Acaso el secreto resida en los formatos, en las formas novedosas que los nuevos periodistas multimedia sepan generar para difundirlas con éxito incluso entre usuarios jóvenes.

Como sea, en un tiempo de noticias alternativas y rumores que se vuelven virales, la figura del periodista debe seguir siendo fundamental. De esta forma, más pronto que tarde, audiencias, comunidades o usuarios comenzarán a entender que este rol es tan necesario como valioso.

Sí, el periodismo es un asunto serio que no puede dejarse en las manos de quienes piensan que basta un blog, tener tiempo para escribir y saber descargar imágenes de la red para volverse uno.

Al final, el buen reporteo, la investigación profunda y las horas de escritura invertidas en la redacción no tienen fecha de caducidad y son el mejor conservador para que los buenos textos no se pudran con las bacterias del rumor y la propaganda, males que siempre han estado allí, ojo, pero que hoy, desafortunadamente, se viralizan gracias a la facilidad que brinda el comando “compartir”.

 

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