Necesita cobijas e insumos para ofrecer alimentos a personas en situación vulnerable que buscan apoyo
Con la llegada del frío que lentamente comienza a envolver a Yucatán, el albergue Casa Cuenta Conmigo, en el corazón de Mérida, se convierte en un refugio de esperanza para quienes enfrentan noches largas y difíciles.
Cada rincón del lugar guarda historias de angustia y resistencia: son hombres y mujeres que, con el alma cansada, buscan un techo mientras sus seres queridos luchan por la vida en el Hospital Dr. Agustín O´Horán.
El albergue, aunque modesto, ofrece lo esencial: luz, agua y un respiro ante la incertidumbre, pero conforme los días avanzan y más personas llegan desde los rincones más lejanos del estado, los recursos comienzan a agotarse.
La comida escasea, las cobijas ya no alcanzan, las colchonetas se comparten, y el agua purificada se convierte en un bien preciado. Hoy, 35 personas duermen bajo ese techo, abrazadas por la fe y la solidaridad, resistiendo el frío y el silencio de la noche.
Insumos y cobijas
“Necesitamos los ingredientes para hacer la comida, es para la gente que llega de muchos municipios, y muchos de ellos no tienen para comprar mucha comida porque son de escasos recursos, y aquí les ayudamos un poco ante su situación difícil”, dijo Liliana Moscoso, administradora del albergue.
Detalló que para mediados del mes de noviembre, así como diciembre y parte de enero, las temperaturas bajan, y la gente que acude a la casa, en muchas ocasiones, no lleva o no tiene, el suficiente abrigo, por lo que también solicitan cobijas que se pueden donar en el local.
Este se encuentra ubicado en la calle 59A por 84A, en la colonia Centro, o se puede comunicar al 99 92 22 75 47 para brindar su ayuda.
A DESTACAR
Para ayudar a Casa Cuenta Conmigo pueden acudir directamente al sitio ubicado en la calle 59A por 84A, en la colonia Centro o llamar al 99 92 22 75 47.
El albergue, que ofrece lo esencial, luz, agua y un lugar para descansar, necesita colchonetas, cobijas e insumos. Actualmente ofrece refugio a 35 personas.
Texto y fotos: Alejandro Ruvalcaba




