La automedicación es una práctica común en muchas partes del mundo, pero cuando se trata de problemas de salud mental, sus riesgos pueden ser especialmente graves. Muchas personas recurren a medicamentos sin prescripción médica para tratar síntomas como ansiedad, depresión o insomnio, sin considerar los efectos adversos que esto puede tener en su bienestar. En seguida exploramos las razones por las cuales la automedicación en trastornos mentales es peligrosa y las alternativas seguras para el tratamiento.
1. La salud mental requiere un diagnóstico adecuado
Los trastornos de salud mental son condiciones complejas que varían en cada persona. No todos los síntomas de ansiedad o tristeza significan necesariamente un trastorno depresivo o un cuadro de estrés crónico. Solo un especialista en salud mental, como un psiquiatra o un psicólogo clínico, puede hacer un diagnóstico preciso basado en criterios científicos establecidos, como los del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Automedicarse sin este diagnóstico puede llevar a tratamientos inadecuados, incluso, a empeoramiento de los síntomas.
2. Riesgo de interacciones peligrosas con otros medicamentos
Muchas personas que se automedican ya están tomando otros medicamentos, ya sea para enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes o problemas gastrointestinales. Al combinar fármacos sin supervisión médica, se corre el riesgo de interacciones adversas que pueden reducir la efectividad de los tratamientos o generar efectos secundarios graves, como taquicardia, mareos, presión arterial inestable, incluso, reacciones neurológicas peligrosas.
3. Efectos secundarios desconocidos y peligrosos
Cada medicamento tiene efectos secundarios, y sin la guía de un especialista, es fácil ignorar los riesgos. Por ejemplo, el abuso de benzodiacepinas para tratar la ansiedad puede causar dependencia, deterioro cognitivo y aumento del riesgo de caídas, especialmente en personas mayores. Los antidepresivos mal administrados generan insomnio, agitación, incluso, aumenta el riesgo de ideas suicidas.
4. Automedicarse con sustancias no reguladas
Además de los medicamentos convencionales, algunas personas recurren a sustancias como alcohol, cannabis u otros fármacos de venta libre para aliviar síntomas de ansiedad o depresión. Sin embargo, estas sustancias pueden agravar el problema a largo plazo, provocando adicción y alteraciones en el sistema nervioso. Según estudios del National Institute on Drug Abuse (Nida), el consumo de sustancias psicoactivas puede modificar la química cerebral y empeorar condiciones preexistentes como la depresión y la esquizofrenia.
Datos a destacar
Cuando se interrumpe abruptamente su consumo, pueden aparecer síntomas de abstinencia, como ansiedad extrema, insomnio, sudoración y convulsiones en casos graves. Esto es especialmente común en personas que abusan de benzodiacepinas o analgésicos opioides sin indicación médica.
El uso prolongado de ciertos medicamentos sin control médico puede generar dependencia, lo que significa que la persona necesita dosis cada vez más altas para obtener el mismo efecto.
Texto y fotos: Darwin Ail