Yoisi Moguel
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El Partido Revolucionario Institucional (PRI) inició un proceso de renovación de su dirigencia nacional, lo cual parece más una lucha interna por rescatar la poca credibilidad que le queda a ese instituto político entre los mexicanos.
En esa lucha la Península de Yucatán es la que saca la cara tricolor, y aunque hace pocos años se mantenía como el más fuerte bastión priista, actualmente solo uno de los tres estados peninsulares es priista, Campeche, cuyo gobernador con licencia, Alejandro Moreno Cárdenas, se enfrenta a la ex mandataria yucateca Ivonne Ortega Pacheco por obtener el poder del CEN del PRI.
Esta justa interna sacó a relucir una vez más la difícil situación que vive ese partido, sumido en una crisis política que lo tiene casi al borde de la desaparición, lo que motiva a los actores fuertes tricolores a que salgan a convencer a la militancia de votar por quien consideran es la mejor opción para hacer resurgir al PRI en el ámbito nacional.
Por una parte está Ivonne Ortega Pacheco, quien se dice la candidata opositora a la cúpula priista. Ella ha señalado que quienes dominan al partido quieren imponer al campechano “Alito” Moreno Cárdenas, para lo cual el club de gobernadores tricolores y actuales dirigentes nacionales han cargado los dados y aplican el compadrazgo y amiguismo para quedarse con el CEN tricolor.
Sin embargo, a Ivonne Ortega se le olvida que ella cuando gobernó Yucatán colocó a amigos y familiares, entre ellos a su hermana Guadalupe Ortega como diputada federal plurinominal, así como a su cuñado Cornelio Aguilar como diputado local, practicas que ella misma reprueba actualmente por considerar que le hacen mucho daño a su partido, pero que en su momento realizó por así convenirle a sus intereses.
Por el otro lado está Alejandro Moreno Cárdenas, quien considera tener la mejor preparación política para ser el próximo líder del PRI, ya que tiene carrera desde la etapa juvenil de su partido, donde fue presidente del desaparecido FJR en su estado, y posteriormente a nivel nacional, lo que le da una cierta ventaja: tener un grupo de amigos que junto con él fueron líderes juveniles en sus estados y que hoy, sino todos una mayoría, están en la estructura con la que trabajará para llegar al CEN priista.
Quizás su pecado es ser vinculado al grupo del expresidente Enrique Peña Nieto, tener el respaldo de los gobernadores priistas y haber dejado inconcluso su mandato en Campeche, lo que le ha generado críticas entre sus paisanos que consideran que antepuso sus proyectos personales o lo que su pueblo le encomendó al elegirlo como gobernador.
