PSICOLOGÍA EN PUNTO / EL DOLOR DE LAS AUSENCIAS EN EL DUELO

El luto cuando una persona muy cercana y querida se muere nos transforma para siempre, marca un antes y un después, es batallar para salir adelante pero al mismo tiempo no querer olvidar, nos hace ver la vida de formas más serias, más profundas, sobre todo cuando vivíamos la vida como si hubiera mañana, como si hubiera tiempo, como si tuviéramos garantizado otro día, otros momentos para decir lo que sentimos, abrazar y demostrar afecto, y no perder el tiempo en pleitos o sin prestar atención a las personas que realmente importan.

Pero llega ese día y ya no están, a veces lo supimos con cierta anticipación, a veces pasa de la noche a la maña- na sin deberla ni temerla, el shock inicial es inevitable y no sabemos cómo vamos a reaccionar hasta que pasa.

Desde la desorientación, no estar a gusto en ningún lado, el llorar de repente porque algo se te vino a la mente, y sobre todo el que te imaginabas a la persona presente en ese plan de vida, y pierdes la perspectiva con su ausencia, ¿cómo cambias los planes o los adaptas o te aferras a ellos como estaban? ¿Qué sentido tienen las cosas ahora, o cómo retomar esas ganas para seguir viviendo? La soledad de que alguien falte te alenta, te desanima y te deja con muchas preguntas, de si pudiste haber hecho más, o de qué vas a hacer cuando necesites a la persona, la oportunidad de despedirse o no poder hacerlo y qué tan consciente y lúcida está la persona al momento de decirle adiós, o querer darle permiso o comunicarle que se puede ir en paz, son situaciones muy delicadas, sobre todo si no te tocó despedirte, o no pudiste, o te sentiste presionado por otras personas o circunstancias a hacer algo que no querías, o el alivio de sentir que la persona ya no esté sufriendo, incluso sentirte culpable por algo que dijiste, o porque hubo peleas o distanciamientos que no te puedes perdonar.

La muerte es tan poderosa que puede unir o desunir familias, hay personas que reunían a la familia a su alrededor y en su ausencia la familia se divide, y es que muchas veces se vuelve a hablar de las cosas buenas de la persona, incluso aunque tú tengas otros datos o sepas que no fue realmente así, o notan así, o a ti note tocó vivir cierta parte de quien falleció, y empiezas a pensar en todo lo que esa persona no te dijo y sufrió en silencio, a veces la partida de alguien, sobre todo si era una persona misteriosa o privada o que guardaba secretos, y todo eso empieza a salir a la luz y te empiezas a enterar de asuntos que desconocías te puede hacer que te sorprendas, te confundas o te desilusiones de alguien, qué duro puede ser bajar a alguien de un pedestal cuando ya se murió.

Ojalá llegue el momento donde tu dolor se transforme en la esperanza de hacer de tu vida un homenaje al legado que esas personas especiales dejaron, que te quedes con partes de ellos que sigan estando presentes y atesores como parte de ti, de como piensas, y veas activamente cómo trascienden en tu re- cuerdo y tus acciones y siguen siendo brújula en tus buenos pasos.

RENÉ EMIR BUENFIL VIERA

psicrenebuenfil@gmail.com

Psicólogo, terapeuta de parejas y familias, capacitador organizacional, docente universitario y traductor.