Cuando los padres leen a sus hijos, la diferencia se muestra en el comportamiento y desempeño académico de los niños. Y de acuerdo con un nuevo estudio, la diferencia también se encuentra en su actividad cerebral.
Los investigadores miraron a niños entre 3 y 5 años quienes se sometieron a escáneres cerebrales llamados resonancia magnética funcional mientras escuchaban una historia pregrabada. Los padres contestaron preguntas acerca de cuánto leen y se comunican con sus hijos.
Los investigadores notaron que, cuando los niños más pequeños escuchaban una historia, un número de regiones en el hemisferio izquierdo del cerebro se activaban. Estas son las áreas involucradas en el entendimiento del significado de palabras y conceptos y también de la memoria. Las mismas regiones del cerebro se han encontrado activas cuando los niños mayores escuchan historias o leen.
Este estudio muestra que el desarrollo de esta área comienza a una edad muy temprana, dijo Tzipi Horowitz-Kraus, directora del programa del Centro Discovery de Lectura y Alfabetismo en el Hospital Infantil de Cincinnati. Horowitz-Kraus es una de las autoras del estudio, que fue publicado el lunes en el diario Pediatrics.
Algo incluso más interesante, de acuerdo con Horowitz-Kraus, es cómo la actividad del cerebro en esta región era aún mayor en los niños cuyos padres reportaron tener un hogar más amigable con la alfabetización. “Mientras más le leas a tu hijo, más le ayudas a las neuronas en esta región a crecer y conectar en una forma que beneficiará al niño en el futuro en relación a la lectura”, dijo.
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los padres comiencen a leer en voz alta a sus hijos desde el momento en que nacen.
Los investigadores revisaron un número de medidas para estimar si los hogares eran amigables para la alfabetización, incluyendo qué tan seguido le leían a los niños y si tenían acceso a libros, así como la variedad de los mismos. El equipo de investigación ahora revisa cuáles de estos aspectos contribuyen en mayor medida a estimular la actividad cerebral de los niños, dijo Horowitz-Kraus.
Previo a este estudio, una gran cantidad de investigación mostraba que los niños que eran expuestos a libros en una edad temprana, tienen mejores resultados en una variedad de factores, dijo el Dr. Barry Zuckerman, profesor de pediatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston. Ellos tienen mejor vocabulario, mayor alfabetización, ponen atención y se concentran mejor, y están más preparados para ir al kinder, dijo.
Algunos de los estudios que demuestran estos beneficios, estudiaron a niños del programa Reach Out and Read, fundado por Zuckerman. A través de este programa, los doctores y enfermeras distribuyen libros a niños pobres de entre 6 meses y 5 años y dan consejos de alfabetización a sus padres.
A pesar de los estudios que han mostrado los beneficios de este tipo de programa, “podría obtener más atención en el lado de la normatividad, mostrar los cambios en el cerebro (como en el estudio de Horowitz-Kraus) que las medidas de comportamiento –no debería, pero podría”, dijo Zuckerman. Reach Out and Read perdió su financiamiento federal hace cinco o seis años, pero aún tiene financiamiento estatal y privado, añadió.
Además de obtener el apoyo para nuevos programas y políticas, la nueva investigación podría tener también el potencial de llevar a un examen diagnóstico. Un doctor podría ordenar una resonancia magnética funcional para un niño pequeño si muestra señales tempranas de problemas de alfabetización, dijo Horowitz-Kraus. Estos escaneos del cerebro podrían ayudar a distinguir diferencias entre las zonas del hemisferio izquierdo del cerebro identificadas en el presente estudio, que podrían sugerir que el niño necesita mayor exposición a libros, o en otras regiones que podrían estar asociadas con otras dificultades para leer, como la dislexia.
Si bien falta ver cómo le va en el futuro a los niños que tienen niveles menores de actividad cerebral, “Yo especularía que es un efecto duradero”, dijo Horowitz-Kraus. “El cerebro se desarrolla rápidamente de los 0 a los 6 años, y mientras más se exponga, más enriquecidas y alimentadas estarán las áreas del cerebro que se relacionan con las habilidades sociales y académicas, lo más que tendrá de ganar el niño”.
Hay beneficios de los padres que leen a los niños que van más allá del desempeño del niño. “Es una de las actividades más placenteras que puedes hacer con tu hijo –hay cercanía física, pero es probablemente el momento con menos prisa que puede tener un niño con su padre y se enfoca en él”, dijo Zuckerman.- (CNN Expansión)