“Quiten esa mesa”

Las organizaciones civiles Integralia Consultores y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad dieron a conocer el informe “Dinero bajo la mesa”, en el cual se señala que todos los partidos políticos, sin excepción alguna, gastan más de lo que informan y que la procedencia del dinero es incierta. Se trata, pues, de un delito electoral que muy probablemente se bañe de impunidad, como una serpiente que se muerde la cola y se realimenta.

Sin embargo, yo considero que a nosotros ciudadanos de a pie, el tema de dinero bajo la mesa debe importarnos e indignarnos, pero igual debe movernos desde ya la basura pestilente sobre la mesa y a la vista de todos: señalamientos de insolvencia moral y acciones dehonestas.

El escandaloso asunto de dinero mal habido en campañas políticas debe llevarnos a la reflexión sobre lo que ocurre aquí en Yucatán, precioso estado donde no pasa nada, pero puede pasar todo.

¿Los candidatos reportarán fielmente el dinero que tienen y que gastan? Quizá no lo lleguemos a saber, pero según la investigación referida el gasto suele ser de 10 veces más que el tope establecido.

Si en efecto se han violado topes de gasto –causal de nulidad de elección si se acredita el rebase y la diferencia de votos entre primero y segundo lugar fuese menor de 5%–, tal vez no lo sabremos oportunamente. Alguien deberá explicarnos qué tal gastaron los candidatos o, de plano, cuántos amigos generosos tienen cada uno para abastecerse de lonas, gorras, plumas, volantes y demás material promocional que terminará en la basura.

Acá en Yucatán, lo que sí sabemos desde ahora es la existencia de averiguaciones y señalamientos de supuestos fraudes en el desempeño de candidatos que han sido previamente servidores públicos; eso deja a los candidatos y sus partidos muy mal presentados. ¿Por qué no lo aclaran en forma categórica y transparente? Reafirmo lo que he escrito en varias ocasiones anteriores:

¿Cómo es posible llegar a tales grados de difamación sin pruebas o presentar pruebas y que no haya consecuencias en ninguno de los casos?

Necesitamos que la autoridad electoral competente según se trate a nivel local o federal (Iepac o INE), sea un portero sin titubeos –valga la expresión en este año mundialista–, que anticipe la llegada de políticos transa para que no nos metan más goles, en esta compleja y enorme elección. En otras palabras, se debiera afinar el mecanismo que audita las cuentas y el árbitro electoral debe explicar a la sociedad si de verdad no pasa nada cuando a un candidato lo amonesta el cabildo en privado. En lo personal, me gustaría que los candidatos se sacudieran ese olor desagradable de descalificación que les puede volver impresentables en el banquete democrático de este año. Ya tan sólo falta un mes de campaña. ¿Podremos reconciliarnos?

Por Carmen Garay.
Maestra de periodismo, con una visión clara y congruente de la actualidad y de los problemas que aquejan a nuestra sociedad.

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