Quiza el mundo

Mario Barghomz

mbarghomz2012@hotmail.com

Cada generación (hablamos de al menos cada 100 años) el mundo evoluciona hacia algún cambio. Y este puede ser de simple tránsito o de algo más significativo como la época industrial de finales del siglo XIX o el Renacimiento del siglo XVI.

En tiempos muy remotos los cambios se contaban por milenios o por miles de millones de años. Los llamamos eras, períodos o épocas. Y los más lejanos fueron donde todavía no existía la presencia humana.

Nuestro planeta nunca fue el mismo a partir de su nacimiento hace siete mil millones de años. En su primera etapa no había agua ni oxígeno en nuestra atmósfera. ¡Imposible que hubiera vida! Fue alrededor de cuatro mil millones de años después que la vida tuvo su origen; una vida solo orgánica y acuática, propia solo de los océanos.

El hombre apareció miles de millones de años después, atravesando por un período arcaico y paleolítico (el de las cavernas) y otro luego neolítico. El hombre al que llamamos homo habilis es de hace dos mil 500 millones de años; el homo erectus de hace mil 800 millones de años, el neandertal de hace 400 mil años, y el homo sapiens de hace 300 mil a 30 mil años. Nosotros pertenecemos a esta última generación; hombres con un cerebro más desarrollado y un cuerpo totalmente erguido.

La aparición de sapiens definió lo que somos ahora. Sapiens desarrolló el lenguaje y la técnica, descubrió la agricultura y la domesticación de animales, dejó de ser nómada para volverse sedentario. Eso es lo que hasta hoy somos.

Con el tiempo aparecieron las civilizaciones, pero también las guerras, la ambición y la avaricia, el poder de unos sobre otros. Así nacieron los imperios, las divisiones y las fronteras. Se desarrolló la cultura, pero también nació la homofobia entre comunidades. Todo aquel que no perteneciera a una tierra, era llamado bárbaro.

El mundo cambió siempre. El poder pasó de una civilización a otra a través del tiempo. Hablamos de los babilonios, los egipcios, los persas, los fenicios, los griegos, los romanos, y más tarde, durante la Edad Media, el poder de los árabes. Y el mundo volvió a fragmentarse aún durante el Renacimiento; así apareció Italia, España, Francia, Inglaterra, Austria, Holanda, Hungría y luego Alemania. Lo que hoy conocemos como Europa. Por esa misma época (1492) América también se descubría y luego se conquistaba. Vendrían entonces más guerras, invasiones, independencias y revoluciones. Nuestro planeta no se quedó en paz, ¡nunca! Las lenguas son un ejemplo de tanta diversidad y diferencia.

La llegada del siglo XX estuvo también precedida, luego del Renacimiento (le llamamos también humanismo y racionalismo), de cambios artísticos, políticos, sociales y culturales también notables; el período Barroco, el Clasicismo y Neoclasicismo, Empirismo, Idealismo, Naturalismo y Romanticismo. Y de ahí todos los ismos posteriores de finales del siglo XIX y principios del XX: Impresionismo, Expresionismo, Dadaísmo, Fauvismo, Cubismo, Futurismo, Surrealismo, hasta el Pop Art ya de la época de los años sesenta. Y todos los cambios que no menciono aquí por falta de espacio y que sucedieron en intervalos solo de 10 años, a partir de los años 20 hasta los 90.

Con la llegada del nuevo milenio el mundo solo agilizó su movimiento, sobre todo el de la ciencia, la medicina y la tecnología que han permitido el avance de nuevos descubrimientos, inventos y paradigmas que parecen rebasar la imaginación y comprensión de la mayoría de un mundo atónito y ensimismado.