El año pasado cerró con la cifra récord de 142 catástrofes naturales aseguradas que generaron pérdidas económicas por valor de 280,000 millones de dólares y pérdidas aseguradas (indemnizaciones por daños y lucro cesante) de 108,000 millones de dólares, según datos de Swiss Re Institute.
CATÁSTROFES MÁS COSTOSAS DE 2023
La catástrofe natural más destructiva del año pasado fue el terremoto de febrero en Turquía y Siria, con unas pérdidas aseguradas estimadas en 6,200 millones de dólares.
De la cifra récord de 142 catástrofes naturales aseguradas de 2023, año de temperaturas récord, la mayoría, unas 30, fueron de gravedad media, lo que implica pérdidas aseguradas entre 1,000 y 5,000 millones de dólares.
De estas, un total de 21 fueron tormentas convectivas severas (SCS, por sus siglas en inglés), término que engloba una serie de riesgos como tornados, fuertes rachas de viento o granizo de gran tamaño.
TENDENCIA AL ALZA
“Incluso sin una tormenta histórica de la magnitud del huracán Ian, que azotó Florida en 2022, las pérdidas mundiales por catástrofes naturales en 2023 fueron graves, lo que reafirma la tendencia de pérdidas de 30 años que ha sido impulsada por la acumulación de activos en regiones vulnerables a las catástrofes naturales”, según Jérôme Jean Haegeli, economista jefe Swiss Re.
En su opinión, el calentamiento global dejará tormentas cada vez más violentas e inundaciones de mayor envergadura que, a su vez, contribuirán en mayor medida a las pérdidas.
“Esto demuestra lo urgente que es la necesidad de actuar, sobre todo si se tiene en cuenta la inflación estructuralmente más alta que ha hecho que los costes posteriores a las catástrofes se disparen”, apuntó.
Según la aseguradora, el aumento de la exposición al riesgo debido al crecimiento económico y demográfico, la urbanización y la acumulación de riqueza sigue siendo la principal causa que explica el aumento de las pérdidas relacionadas con SCS, y es probable que los efectos del cambio climático agraven la tendencia.
Otro factor de riesgo son los cambios en las vulnerabilidades de la exposición, como el rápido crecimiento de las instalaciones de sistemas de energía solar en los tejados.
En este contexto, para recortar las pérdidas lo primero que hay que hacer es reducir su potencialidad, con medidas de adaptación como, por ejemplo, la elaboración de códigos de edificación, construir barreras de protección contra inundaciones o desincentivar los asentamientos en zonas propensas a sufrir riesgos naturales.
Texto y foto: EFE