Reflexión sobre la carta a los Efesios (Segunda Parte)

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

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Una enseñanza que considero fundamental en esta carta es la de aprender a someterse los unos a los otros, en el temor de Dios. No dice: sométase la mujer al hombre y éste la domine, la subyugue y la violente, siendo esta versión distorsionada de las escrituras la que muchas veces conduce a esa violencia silenciosa que muchas callan por años, viviendo en esclavitud, y Jesús nos hizo libres. 

Se refiere el someterse los unos a los otros, precisamente ello: en el temor de Dios, el que quiera ser servido, que sirva; y nadie que no sepa someterse a su prójimo, ya sea hombre o mujer, puede pedir sometimiento de nadie. Someterse en amor, y con temor, es la clave. Si existe autoritarismo, búsqueda de control, manipulación emocional, tergiversación o elección de las escrituras convenientes para justificar una posición de machismo, o de feminismo, ambos inadecuados extremos producto de la ignorancia escritural, se estaría caminando de forma muy lejana a la verdadera voluntad de Dios: Sometimiento mutuo, para avanzar como equipo. 

Debemos andar como hijos e hijas de luz (Efesios 5:1), esto es que caminar en amor debe ser la norma y no la excepción, entregando nuestra vida a Dios, y al servicio de nuestro prójimo, así como Cristo hizo. En cuanto a toda la podredumbre que se encuentra en este mundo, siendo aplaudida y por supuesto, comercializada, tal como fornicación, adulterio, inmundicia, la palabra de Dios dice que ni siquiera debemos nombrarla como conviene a los santos. La santificación, dicho sea de paso, es un proceso gradual, no un bloque fijo. 

La obra en nuestras personas para transformarnos hasta parecernos más a Jesús y menos a nosotros mismos, aún no está terminada, pero se está puliendo con cada día que pasa y experiencia vivida. 

Debemos evitar proferir y estar en ambientes en donde se expresen palabras deshonestas, necedades, truhanerías, así como privilegiar el expresar e involucrarnos en ambientes donde las acciones de gracias sean lo cotidiano. 

Que nadie nos engañe con vana palabrería y argumentos seductores, racionales o emotivos, Dios no puede ser burlado, y viene su ira sobre los hijos de desobediencia, de quienes nos distinguimos, los hijos de Dios quienes hemos sido llamados a ser luz en la oscuridad y sal de esta tierra.