Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana
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En la actualidad, a lo malo se le llama bueno y a lo bueno se le llama malo.
Desde el punto de vista cristiano, es impactante ver el nivel de aborrecimiento que Dios tiene hacia los pecados de naturaleza sexual, y el motivo, es probablemente, que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, y como tal, en santidad, debe tratarse.
No se creó para darle un uso inmoral o impuro, sino para cuidarlo y que sirva como un vehículo santo hasta que seamos llamados a la presencia de Dios.
Otros pecados también figuran en la lista y hacen alusión a excesos del ser humano, cuando cede ante los impulsos naturales, que, por lo general, van totalmente en contra, de lo que Dios nos manda a obedecer, y si lo hace, es siempre por nuestro bien.
Todos los mandatos de Dios tienen un propósito y están hechos con sabiduría divina, incomprensible para nuestro limitado pensamiento, y es más sabio de nuestra parte, el obedecer aun sin entender, pues quien creó el universo, el cielo y la tierra, sabe por qué dijo que lo mejor para nosotros era realizar determinada acción o no hacerla.
Dios, en ti confío, hágase en mí, tu voluntad buena, agradable y perfecta y no la mía. De igual forma, es fundamental lo que Pablo expresa al respecto de que no tiene sentido juzgar a los que están fuera de la iglesia, en el mundo, pues a ellos, Dios los juzgará.
El punto es juzgar a los que están dentro, siendo celosos de la escritura, pero sin olvidar que el amor debe ser el hilo conductor de todas las acciones.
Aunque también es verdad, que el que ama, disciplina. Dios es amor, pero también es justicia, y si los hermanos en Cristo, están cometiendo alguno de los pecados antes descritos u otros, es preciso confrontarlos en amor, pues debemos ser testimonio a los incrédulos, no piedra de tropiezo para sus vidas.
Pablo al final, insta a quitar al hombre perverso fornicario, de en medio de ellos, y éste debe morir dentro de cada uno de nosotros, y no solamente si el pecado es fornicación, pues puede ser que caminemos en santidad en esa área, sino que existen muchos otros tipos de pecados que también deben morir para que Cristo viva.