También brindará protección, acompañamiento y apoyo a los hijos e hijas de las mujeres que se encuentren en esta situación, proporcionando un espacio seguro para que puedan reconstruir su vida con dignidad y esperanza.
En el marco de las conmemoraciones por el Día Internacional de la Mujer, el gobernador de Yucatán, Joaquín Díaz Mena, anunció ayer la construcción del primer refugio estatal para mujeres en situación de vulnerabilidad. Este espacio también brindará protección y acompañamiento a sus hijas e hijos, con el objetivo de ofrecerles un entorno seguro para reconstruir sus vidas con dignidad.
Díaz Mena informó que la Secretaría de las Mujeres (Semujeres) iniciará los trámites correspondientes para llevar a cabo la construcción de este espacio, destacando que “la seguridad en Yucatán se fortalece cuando ninguna mujer tiene que vivir con miedo y con la posibilidad de un futuro mejor”.
Desde la comisaría de San José del Oriente, en el municipio de Hoctún, el titular del Ejecutivo estatal señaló que la creación de este refugio responde a la necesidad de garantizar espacios seguros para mujeres que enfrentan situaciones de riesgo, cumpliendo con un mandato legal que, afirmó, había sido ignorado por administraciones anteriores.
“Este refugio también brindará protección, acompañamiento y apoyo a los hijos e hijas de las mujeres que se encuentren en esta situación, proporcionando un espacio seguro para que puedan reconstruir su vida con dignidad y esperanza”, anotó.
Con estas acciones, el Gobierno de Yucatán reafirma su compromiso con la seguridad de las mujeres y con el impulso a las y los productores artesanales, promoviendo su desarrollo y fortaleciendo su papel en la economía estatal.
Creando espacios seguros
En este sentido, la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) realizó un evento conmemorativo con motivo del 8M, donde en la tarea de crear espacios seguros se presentaron parte de los resultados de la investigación realizada por la doctora Pamela España Paredes “Construyendo espacios seguros en la universidad: una mirada estudiantil”.
El estudio surge de la necesidad de comprender cómo las estudiantes experimentan su entorno y qué factores influyen en su sensación de seguridad.
El diagnóstico revela que la percepción de un espacio seguro se estructura a partir de tres elementos fundamentales: infraestructura, valores y bienestar emocional. En este sentido, las participantes identificaron aspectos clave como la iluminación en los pasillos, la ubicación de los sanitarios y la seguridad en los paraderos de transporte público.
“El espacio seguro no solo depende de la infraestructura, sino también de la forma en que nos relacionamos y cómo las normativas universitarias refuerzan la seguridad dentro de la comunidad”, manifestó.
El estudio no busca únicamente cuantificar incidentes, sino comprender cómo los estudiantes experimentan la inseguridad y qué medidas podrían generar un impacto positivo. Como primer paso, se plantea la implementación de acciones concretas y escalables, como la mejora en la iluminación y la intervención en zonas específicas identificadas como inseguras.
Desde su experiencia como investigadora y mujer, España Paredes resaltó la relevancia de este estudio en un contexto donde históricamente a las mujeres se les ha enseñado a evitar ciertos espacios y situaciones en lugar de exigir condiciones de seguridad equitativas.
“Nos han enseñado a evitar el problema, a vestirnos de cierta manera para no llamar la atención, a no transitar por ciertos lugares o a callarnos para no generar conflicto. Pero queremos habitar estos espacios con libertad, queremos expresarnos sin temor y compartir entornos sin sentirnos vulnerables”, concluyó.
Rompiendo esquemas
En un ámbito donde históricamente los espacios de toma de decisiones han sido ocupados por hombres, la Dra. Ginón Bojórquez Palma ha logrado posicionarse como una figura clave en la educación superior en Yucatán. Como directora de la Universidad José Martí de Latinoamérica, Campus Mérida, ha enfrentado y superado múltiples desafíos para consolidar un proyecto educativo innovador, demostrando que el liderazgo femenino es una pieza fundamental en la transformación del sector académico.
Desde niña, Ginón Bojórquez creció rodeada de figuras académicas influyentes. Su bisabuelo, el Dr. Eduardo Urzáis Rodríguez, fundó la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), mientras que su padre, el Dr. Carlos Bojórquez Urzáiz, dedicó más de 30 años a la Facultad de Antropología de la misma institución..
A diferencia de sus antecesores, que se enfocaron en la investigación y la docencia en universidades públicas, Ginón decidió emprender en el sector privado y asumir un rol de liderazgo. Encontró en la dirección de proyectos educativos un camino donde podía innovar y generar impacto.
Por generaciones, el legado académico de su familia estuvo liderado exclusivamente por hombres. Ginón Bojórquez se convirtió en la primera mujer en cambiar esta dinámica, abriendo paso a una nueva perspectiva dentro de la tradición familiar. Sin embargo, este proceso no estuvo exento de obstáculos.
“Cuando inicié con la universidad, muchas personas asumían que mi padre estaba al frente del proyecto. Debido a su reconocimiento en el ámbito académico, la gente identificaba la institución con él y no conmigo”, explica.
Con el tiempo, su trabajo y liderazgo han demostrado que la Universidad José Martí de Latinoamérica, Campus Mérida, es un proyecto impulsado y dirigido por ella.
“Este desafío refleja una problemática recurrente en distintos sectores: la dificultad de reconocer a las mujeres como líderes en espacios tradicionalmente dominados por hombres”, resaltó.
Bajo su dirección, el campus Mérida se ha consolidado como un modelo innovador de educación superior. Se trata de un campus de posgrados completamente virtual, lo que permite a personas de México y Latinoamérica acceder a programas académicos sin las limitaciones de la educación presencial.
El hecho de ser una mujer en una posición de liderazgo dentro de la educación superior representa un reto constante. A pesar de los avances en materia de equidad de género, sigue siendo común que las mujeres enfrenten cuestionamientos sobre su capacidad para dirigir instituciones académicas.
“El 8M es un recordatorio de lo que implica ser mujer en estos espacios. La mayoría de los referentes en mi familia han sido varones, y romper con ese esquema ha sido un desafío, pero también una gran satisfacción”, mencionó.
Texto y fotos: Andrea Segura