Rescatan del olvido murales de añeja escuela

En 1923, José Vasconcelos  encargó a Carlos Mérida y Emilio Amero la decoración de los muros de la escuela Belisario Domínguez. El olvido y el paso del tiempo borraron prácticamente toda huella de las obras con que revistieron el edificio de la colonia Guerrero. Un grupo de especialistas mexicanos trabaja desde 2016 en la recuperación de los últimos vestigios que se conservaron de esas obras, así como en el rescate de más de 900 metros cuadrados de obra mural con que los alumnos de la antigua Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda revistieron la mayor parte de los muros del edificio.

La escuela Belisario Domínguez es uno de los tesoros artísticos mejor guardados de la Ciudad de México, aunque también, durante muchos años, uno de los más olvidados. Sus actividades como escuela primaria y nocturna para adultos no se han interrumpido nunca, pero aquí las actividades escolares cotidianas se desarrollan siempre en medio de paredes tapizadas de color: primero en 1923 y después a partir de 1951, sus muros fueron cubiertos de obra artística.  “Son alrededor de 900 metros cuadrados de mural aproximadamente, pero se van multiplicando, en lo que vamos trabajando, van apareciendo más”, dice el restaurador Renato Robert Paperetti, del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), del INBA, quien desde el año pasado coordina al equipo de especialistas que trabaja para recobrar la obra mural, distribuida a lo largo de techos, capiteles, salones, pasillos y escaleras, tanto de la planta baja como alta de la escuela.

Agencias

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