Los equipos de rescate recuperaron el cuerpo sin vida de Rayan, el niño de cinco años que cayó en un pozo de 32 metros de profundidad el pasado martes, el sábado a las 21:32 horas.
Cientos de jóvenes gritaron “Ala es grande” mientras las ambulancias salían con las sirenas puestas cuando sacaron al pequeño del pozo. Pero enseguida llegó a los medios de comunicación el mensaje de las autoridades en el que se confirmaba su muerte.
Los técnicos marroquíes acabaron el sábado por la tarde la fase de excavación horizontal para llegar al pequeño. Fuera del pozo aguardaba una ambulancia equipada y un helicóptero de la Gendarmería Real para trasladar al pequeño si era necesario.
En la zona había un amplio dispositivo de seguridad y varios técnicos, y efectivos de la Protección Civil, Ingeniería Civil, expertos en Topografía, además de efectivos de la Gendarmería Real y las Fuerzas Auxiliares, que han formado una barrera de seguridad para evitar que los cientos de ciudadanos congregados se acerquen al lugar de rescate.
Todo el país vivió el sábado pendiente de lo que pasa en esta comarca situada a cinco horas y media en coche de la capital. De repente, a las 17:18 empezaron a oírse gritos de “Alá es grande, Alá es grande”. Antes ya se habían oído aplausos. Parecía que los socorristas iban a sacar al niño de un momento a otro. Las fuerzas auxiliares, con sus chalecos amarillos de la Gendarmería real había despejado el camino de salida del pozo desde el mediodía.
Los aplausos y los vítores comenzaban a hacerse más sonoros a partir de las cinco y media. Pero aún no había ninguna noticia cierta sobre el estado del niño. El padre, Jalid, y la madre, se encontraban al pie del pozo, junto a una ambulancia. Otros familiares como Munir Ajorra, de 38 años, aguardaban en la casa de Rayan. “Llevamos sin dormir cuatro días, desde que nos enteramos de que se había caído”.
Texto y foto: Agencias