Tras empantanarse su ofensiva, el Estado Mayor ruso asegura que su meta principal es Donbás, aunque no excluye asaltar otras ciudades
Vladímir Putin ordenó el 24 de febrero invadir Ucrania por tres frentes “para desmilitarizar y desnazificar” el país. Un mes después, su ejército da un giro de consecuencias imprevisibles y asegura que el objetivo principal es algo mucho más tangible para un posible acuerdo de paz futuro: tomar solo la región de Donbás, que los separatistas controlaban ya en parte desde 2014. “A medida que las agrupaciones individuales completan con éxito las tareas asignadas, nuestras fuerzas y medios se concentrarán en lo principal: la liberación completa de Donbás”, señaló ayer en una sesión informativa el primer subjefe del Estado Mayor, el general Serguéi Rudskói.
Un tridente asaltó Ucrania a finales de febrero en una campaña denominada “operación militar especial para la protección de las repúblicas de Donetsk y Lugansk”. Una parte de las fuerzas armadas rusas intentó llegar a Kiev desde el norte, partiendo incluso desde un tercer país, Bielorrusia, en un ataque relámpago por la vía más rápida, Chernóbil. En el este se abrió otro frente con el apoyo de las milicias y los contratistas privados que operaban en el territorio separatista. Y al sur, desde la anexionada república de Crimea, otro asalto ha buscado unir la península del mar Negro con Donbás, dando lugar a una de las batallas más cruentas del conflicto: el asedio de Mariupol.
Pese a acotar supuestamente su ofensiva a Donbás, las fuerzas armadas rusas se guardan la carta de proseguir a continuación hacia el interior de Ucrania e intentar ocupar ciudades como Kiev y Járkov, bombardeadas desde hace semanas. “Inicialmente, no planeamos asaltar ciudades, para evitar su destrucción y minimizar las pérdidas entre el personal y los civiles, pero no excluimos esa posibilidad”, añadió Rudskói.
El objetivo de esta campaña ha variado de una fase a otra de la guerra. El pasado 18 de marzo, Putin pronunció un discurso en un mitin-concierto celebrado en el estadio de la final del Mundial de Rusia, que estaba a reventar con su aforo de 81,300 plazas. Coreado por el público, el mandatario aseguró que “el objetivo principal de la operación militar en Donbás y Ucrania ha sido liberar a la población del genocidio”. Sin embargo, el 25 de febrero, segundo día de la guerra, instaba al ejército ucranio a dar un golpe de Estado porque sería más fácil negociar con él que con “un Gobierno de drogadictos y neonazis”.
Otros pretextos empleados por el Kremlin han sido la hipotética amenaza que supondría para Crimea la entrada de Ucrania en la OTAN, y ya avanzado el conflicto, un supuesto desarrollo de armas biológicas financiado por EUA con la etnia eslava como objetivo. Washington lo desmintió.
Texto y foto: Agencias