Schopenhauer y la felicidad

Mario Barghomz

mbarghomz2012@hotmail.com

La idea de felicidad para Arthur Schopenhauer es resultado de su propia experiencia de vivir. Por un lado, mantiene un pensamiento orientalista introspectivo sobre la paz y la serenidad interior, y por otro se centra en una filosofía sobre la voluntad de vivir.

Para él la realidad del mundo no es el mundo como tal, sino la percepción que tengamos de él. Nuestro deseo de vivir no es porque seamos felices, sino por nuestro miedo a morir, y la idea de que, a pesar de todo, dolor y sufrimiento, debemos hacerlo.

En su libro, “El mundo como voluntad y representación (1819)”, Schopenhauer expresa sus principales ideas sobre la vida y la existencia humana; sobre un mundo que dependerá siempre de nuestra voluntad, más que de aquello que por naturaleza está ahí.

En la vida, dice, no siempre se obtendrá lo que deseamos, pero siempre y a pesar de ello, será siempre más fuerte nuestro impulso a seguir viviendo. Irremediablemente estaremos siempre expuestos a que deseos y expectativas no se cumplan, según nuestros propósitos para hacernos felices. Quizá nuestra voluntad debe centrarse en desear menos aquello que no se tiene y disfrutar más lo que ya está en nuestras manos.

Quien diga que siempre es feliz estará mintiendo. No hay una vida que no sufra o no se lamente, que no desee tener menos miedo a los giros del destino como diría también Shakespeare. Toda felicidad se da por aquellos momentos de gozo y entusiasmo que no siempre se tienen y, aunque se desee, no siempre se logran.

Hipocondriaco, neurótico, desconfiado y de carácter temeroso (retrato de muchos como él en la vida); su filosofía nos acerca más a la idea de un mundo del que se debe esperar poco y no mucho en la tarea de vivir. Porque la vida no es fácil, sino difícil a la hora de estar bien, y hay que aprender a valorar cada instante sin esperar que todo sea como uno desearía que fuera.

Son la salud y el bienestar interior nuestro mejor recurso contra las tentaciones de un mundo del que no todo se puede esperar. Pero también el poder de nuestra propia voluntad nos permite estar bien.

Esta visión de Schopenhauer es hoy una visión plural de un mundo actual que piensa como él; que sufrir en la vida es una circunstancia natural imposible de dejar a un lado para ser feliz. No tenerlo todo (dinero, amor, suerte, familia, salud…) es un problema humano que debemos afrontar. Y es en esa medida, con resignación ante lo inconmensurable y voluntad ante lo posible; que podremos encontrar la felicidad.

Su filosofía es una filosofía de vida que siempre estuvo más allá de la simple academia, la reflexión intelectual y los libros. Es una filosofía empírica, emprendida a partir de su propia realidad; salida de su propio humor y carácter, de sus miedos y una existencia carente, sobre todo de amor. Su padre murió cuando él tenía 17 años. Lo encontraron ahogado en un río cerca de su casa en circunstancias que hasta hoy no se sabe si fue accidente o suicidio. Su madre también lo rechazaba, dejó de verlo durante los últimos 24 años de su vida.

Y aunque en su filosofía se destacan cuatro grandes influencias; Aristóteles, Platón, Spinoza y Kant que aparecen en el argumento de su tesis doctoral: “Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente (1813)”; sus ideas se sostienen sobre la realidad misma de su vida, en su experiencia propia como ser humano.

Es así que en muchos sentidos y aunque no siempre se sepa o se esté consciente de ello, nuestras ideas sobre la felicidad emanan del pensamiento de Schopenhauer, del pesimismo ante el miedo a la muerte, la enfermedad, el sufrimiento y el dolor, y de la misma idea de que en esta vida no siempre podemos tenerlo todo. Es por ello que debemos aprender a desear menos y ser felices con lo que ya tenemos.