SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

UN ALUVIÓN de comentarios en las redes sociales género el artero asesinato, en su casa y con sus hijos cerca, de la señora Emma Gabriela Molina Canto, tema del cual, desde luego, le ofrecemos hoy amplia información. El crimen ha causado también presiones sobre las autoridades estatales, que se han comprometido a investigar a fondo el caso y castigar a quienes estén involucrados; pero aparte de cómo sean castigados los criminales, el tema da mucho de qué hablar, haciendo énfasis en varios puntos, entre ellos la cuestión de la seguridad en el estado. Como ya antes le habíamos comentado en este espacio, si bien nuestra entidad disfruta de niveles de tranquilidad que envidian otros estados, nunca va a ser conveniente aflojar la guardia y “cultivarnos” a nosotros mismos diciéndonos que somos el pueblo más pacífico del país; no, al contrario, es necesario enfatizar en nuevas tareas que deben desarrollar juntos gobierno y sociedad, no sólo para mantener la violencia en los niveles más reducidos que sea posible, sino también para trabajar desde ahora en la educación de niños, adolescentes y jóvenes de manera que crezcan con un bien cimentado espíritu de respeto a los semejantes. Es buena hora de, desde las familias, decirle no para siempre a la violencia y sí a la armonía social.

OTRO PUNTO que parece obligatorio resaltar a la luz de este feminicidio que ha sacudido a la sociedad yucateca es que hay que ver con mucha cautela el afán de autoridades y políticos por mostrarse como defensores de las mujeres, de usar en sus discursos y su demagogia encendidos discursos a favor de los derechos de ellas (por cierto, nunca se les escucha hablar de las obligaciones, que también son importantes y deben cumplirse), los cuales parecen tener como objetivo asegurar el voto de ellas, que demográfica y electoralmente son mayoría en el país. Porque mientras se escuchan los elogios hacia ellas y se afirma que la paridad de género acabará con los problemas de México, cientos o miles de mujeres peregrinan en las instancias de justicia reclamando el pago de pensiones alimentarias para sus hijos, pidiendo que se castigue a los malos hombres que no saben ser padres, y clamando por que se detengan los homicidios alevosos contra ellas que se registran en prácticamente todo el país. En infinidad de casos, los hechos desmienten a los discursos.

NUESTRA INFORMACIÓN de hoy incluye también declaraciones en el sentido de que en breve las autoridades federales autorizarán un nuevo período, de 10 días, para la captura del codiciado pepino de mar. Y en este contexto, hay que señalar que esas autoridades parecen fingir demencia ante la pesca sin tregua de esa especie, cuyos depredadores están activos todo el año, con veda o sin ella, movidos por la irrefrenable dinámica que genera la ley de la oferta y la demanda; es decir, mientras haya quienes quieran comprar pepino, habrá pescadores, buzos, dueños de barcos e intermediarios que operando en la ilegalidad abastezcan a los demandantes mercados asiáticos. También es de todos sabido que los mayoristas de esa especie son gente estrechamente vinculada con poderosos funcionarios o políticos, que transportan el pepino de mar de las costas a los aeropuertos desde los cuales el producto es enviado principalmente a Asia. Con compradores de tan alta jerarquía nunca se acabará la pesca clandestina.

UNA VISITA bastante difícil es la que realizó el presidente municipal de Progreso, José Cortés Góngora, a la comisaría de Chelem, a donde iba con la intención de imponer a un comisario municipal interino y anunciar que convocaría a elecciones para designar al titular de ese puesto. Eso quería, pero los chelemenses demostraron una vez más que no les gustan las imposiciones, y obligaron al alcalde a retractarse y abstenerse de nombrar a interino alguno. Ya va en la mitad de su mandato y Cortés Góngora aún no le encuentra la cuadratura al círculo en cuanto al gobierno de ese municipio costero, donde en vez de disminuir los problemas van en aumento. Progreso, como prácticamente todos los municipios del interior del estado, ya no debe ser gobernado por gente improvisada, sino por quienes tengan la capacidad administrativa para hacerlo, o por lo menos sepan rodearse de gente que sí sepa lo que debe hacerse.

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