SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

DE 15 BALAZOS, literalmente acribillado, le quitaron la vida a Maximino Rodríguez Palacios, reportero de 73 años que trabajaba en La Paz, Baja California Sur, en lo que fue el cuarto homicidio de un periodista en lo que va del año, y que confirma que México es uno de los países más peligrosos para esos profesionales. ¿A qué se debe que aquí sean asesinados más periodistas que en muchos otros países, sobre todo de Latinoamérica? Es difícil armar una respuesta completa, pero podemos plantear que, como coinciden muchos, en nuestro país los principales enemigos de esos profesionales son dos: el gobierno en sus tres niveles y el crimen organizado. Periodistas con principios insisten en trabajar recordando su obligación de nunca perder la capacidad de indignación, y en nuestro país hay mucho por qué indignarse, empezando con la omnipresente corrupción y su hermana la impunidad, que cabalgan cerca del tercer jinete apocalíptico mexicano que es la violencia. Y en este contexto de corrupción, impunidad y violencia quien dice la verdad es alguien incómodo, que sobra, que tendría que ser eliminado si no se le puede cooptar y corromper. Son legión los funcionarios que más que servir a los ciudadanos están ocupados en fraguar jugosos negocios que les aseguren su futuro, y también el de sus superiores que les permiten operar libremente…

EN EL MENSAJE que pronunció la noche del sábado ante quienes asistieron a la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco incluyó el siguiente fragmento referente a las mujeres que, como cuenta la Biblia, acudieron al Santo Sepulcro en busca del cuerpo de Jesús, sin saber que ya había resucitado: “Ellas son el rostro de mujeres, madres que lloran por ver cómo la vida de sus hijos queda sepultada bajo el peso de la corrupción, que quita derechos y rompe tantos anhelos, bajo el egoísmo cotidiano que crucifica y sepulta la esperanza de muchos, bajo la burocracia paralizante y estéril que no permite que las cosas cambien…”. De la lucha contra ese gran mal, la corrupción, deberíamos todos declararnos abanderados, y gritar una y otra vez que es imposible convivir con ella, que con ella no podremos nunca alcanzar el bienestar que anhelamos para nosotros y nuestros hijos. El lamento de Francisco debe ser el grito de todos denunciando “la corrupción que quita derechos y rompe tantos anhelos”, y pronunciándonos contra “la burocracia paralizante y estéril” que impide que seamos mejores y más felices. Deberíamos aprovechar la tranquilidad que trae la Pascua para meditar sobre cuán importante es pronunciarse abiertamente contra la corrupción que, aunque algunos que se sienten inmunes y afortunados ante ella se resistan a creerlo, nos daña a todos, incluso o a quienes no han nacido.

AUNQUE POCA información se dio al respecto, como si se quisiera ocultar, una verdadera batalla campal entre decenas de integrantes de bandas del Sur de Mérida sacudió el pasado viernes en la noche el mercado Lucas de Gálvez y sus alrededores, donde se enfrentaron “por viejas rencillas” las sociedades denominadas Sur 13 y Neighborhood. Es mucho lo que se ha dicho y podría decirse acerca de por qué el sur meridano es asiento de esos grupos de potenciales delincuentes (o sin potenciales) que presumen de un machismo y de una solidaridad por lo menos antisociales y bastante peligrosas, pero aquí quisiéramos referirnos a una de las consecuencias que tiene su presencia, como lo es el subdesarrollo de esa zona de la capital yucateca. En efecto, aunque en el sur hay amplios mercados, grupos de consumidores que requieren diversos productos y servicios, y además hace mucha falta crear empleos, ¿cuántos inversionistas se sentirían tranquilos sabiendo que su empresa o negocio estaría siempre amenazado por la violencia de esos grupos que están a unos pasos del crimen organizado? En el complejo submundo de las agresivas bandas, pedir “para los chescos” o “para las caguamas” es algo normal, pero peligroso porque después sigue exigir más dinero “para dejarlo trabajar a usted que le sobra dinero”… Este aspecto del multilateral problema de la falta de desarrollo del Sur de Mérida puede dar para mucho más análisis; aquí solamente remarcaremos que la falta de seguridad tiene muchas consecuencias negativas.

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