CON LA CLÁSICA prepotencia que caracteriza a muchos funcionarios que operan desde lo que ahora se llama Ciudad de México, el director general de la Comisión Nacional del Agua, Roberto Ramírez de la Parra, de visita en la entidad, trató de burlarse anteayer de los reporteros yucatecos, eludiendo la pregunta sobre quién era el nuevo titular del Organismo de Cuenca Península de Yucatán (OCPY), que en la práctica es una especie de delegación de esa supersecretaría. Primero trató de engañar a los reporteros diciendo que el nuevo director era José Luis Acosta Rodríguez, lo que es falso; después admitió que siempre sí se nombró en el puesto a José Ignacio Mendicuti Priego, de quien se sabe que no fue aceptado inicialmente porque sus documentos tenían irregularidades, entre ellas que eran apócrifos, y que carecía de título profesional para ejercer el cargo. Nos parece que la conducta de Ramírez de la Parra muestra que de nuevo está al frente de la Conagua un funcionario que se caracteriza por la soberbia, similar al anterior titular, David Korenfeld Federman, la personificación en dos patas de la arrogancia y quien, como usted sabe, tuvo que renunciar después de que se comprobó que utilizaba para sus paseos familiares un helicóptero del gobierno. En comentarios posteriores abordaremos el hecho de que esa Comisión es una herramienta directa del poder central para tratar de posesionarse del recurso más valioso de que dispone México en la actualidad: el agua.
VALE LA PENA subrayar que entre las denuncias por supuestos “desvíos” que se han puesto contra el exgobernador de Quintana Roo Roberto Borge Angulo y sus colaboradores la de mayor monto corresponde a la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Rural, con 700 millones de pesos. No nos parece casualidad esa situación, pues en ese estado como en cualquier otro los funcionarios parecen tener la convicción de que en el campo es más fácil desviar (robar) recursos públicos, en primer lugar por la escasa preparación que tienen los campesinos, en segundo porque éstos difícilmente se organizan para hacer valer sus derechos, y en tercero (la relación de factores puede ser más larga) porque en el agro resulta más fácil borrar las huellas que puedan dejar los delincuentes de cuello blanco. Estamos seguros de que usted ha visto muchas veces el anuncio de programas agrícolas o pecuarios con presupuestos de miles de millones de pesos; y también ha sido testigo de cómo, después de un tiempo, esos programas se deterioran, desaparecen y se vuelven uno más de los fracasos que tapizan la historia del campo mexicano. Así que no es una sorpresa que en el vecino estado el mayor robo lo hubiese cometido un funcionario de esa área. Quizás usted recuerde algún caso similar y reciente de enriquecimiento “inexplicable” de un funcionario principal adscrito al sector agropecuario…
UN PETARDO CON 500 mil pesos le estalló en la cara al cuasi eterno candidato a la Presidencia de la República Andrés López Obrador, luego de que se reveló que una colaboradora suya recibió un donativo de ese monto para hacérselo llegar al político tabasqueño. Prácticamente todos los observadores coinciden en que Eva Cadena fue víctima de su ingenuidad o su buena fe, pero en esta situación lo que nos parece más importante subrayar es que el donativo filmado responde a la pregunta que muchos mexicanos se formulan desde hace más de 10 años: ¿de dónde toma el “Rayito de esperanza” el dinero que le permite recorrer el país todo el año durante muchos años, llevando consigo numerosos colaboradores? Las especulaciones son muchas, y se habla de posibles fuentes muy diversas, desde el ex presidente Carlos Salinas de Gortari hasta diversos empresarios, pasando por organizaciones políticas de otros países interesados en impulsar el peligroso populismo que encarna López Obrador. Lo bueno de este sainete es que tiende a exhibir en su verdadera dimensión al tabasqueño; lo malo es que políticos como el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, se hacen flaco favor a sí mismos y sus partidos tratando de erigirse como jueces anticorrupción para exigirle al tal AMLO que se retire de la política. Probablemente si todos los políticos que están involucrados en actos de corrupción renunciaran, los partidos quedarían vacíos.