SEGUNDA PLANA – PUNTO MEIDO

DURANTE 40 DÍAS, los mismos que Jesús ayunó en el desierto antes de las tentaciones del Diablo, un grupo que ciertos medios califican peyorativamente de “conservadores” realizará en el cruce de las calles 54 y 49 guardias, rezos y ayuno con la declarada intención de orar por todos los que están involucrados en practicar o someterse a un aborto. El movimiento, del cual le informamos en la página 9, causó desde luego el enojo de las asociaciones que promueven “acciones de salud sexual” –lo que incluye el aborto–, las cuales pidieron la presencia de la Codhey para que atestigüe lo que ellas califican de “provocación y fomento de la intolerancia”. Los ofendidos exigen que las autoridades actúen contra sus ofensores porque, argumentan, realizan actos de profesión de fe en la vía pública, contraviniendo leyes, pero este caso, similar a miles de otros registrados en el país y el mundo, implica más que leyes: Tiene que ver con fe y creencias, ética y valores, con estilos de vida y con la vida y la muerte. Lo curioso es que en conflictos de este tipo la palabra intolerancia a menudo se usa como un arma, esgrimida por quienes precisamente se muestran intolerantes contra sus críticos.

EL RECIENTE, RESPETUOSO llamado que aprobó el Congreso local, para presentarlo al Congreso federal, es mucho más de lo que algunos quieren aceptar. Más allá de pedir que quienes cometen delitos tan frecuentes en nuestro estado como lo son el robo a casa habitación y el abuso sexual, no puedan afrontar su juicio en libertad, sino en rigurosa prisión, nos parece que el meollo del asunto es que los legisladores federales tengan la inteligencia y humildad para reconocer que el nuevo sistema de justicia penal acusatorio tiene muchas cosas que deben corregirse, pues hoy, afirman diversas voces, permite el fenómeno llamado “puerta giratoria”, que designa el hecho de que los delincuentes tienen facilidades para afrontar en libertad los juicios en su contra, de modo que más tardan en meterlos a la cárcel, que ellos en salir libres para seguir delinquiendo. Frustración es lo que en muchos casos genera el nuevo sistema: ¿por qué no preguntarles a los afectados lo que piensan del tema?

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