Tan solo poco más de 24 24 horas después del espectacular robo de las joyas de la corona francesa en el museo del Louvre, los ladrones siguen libres y los invaluables objetos robados sin aparecer, aunque los delincuentes no tocaron la vitrina más valiosa de la galería de Apolo, la que contiene el famoso diamante el Regente y la corona de Luis XV.
“Sin ninguna duda hemos fracasado”, dijo Gerard Darmanin, ministro de Justicia y ex responsable de la cartera del Interior, lo que refleja el sentimiento de toda una administración que debe hacer frente a la indignación de los franceses.
Los franceses exigen respuestas lo antes posible. Sin contar con que la inexplicable facilidad con que los ladrones entraron y salieron de una de las salas más importantes del museo no solo exige una justificación pública sino que, en un momento político particularmente sensible para el actual gobierno, está siendo aprovechada por toda la oposición.
“El robo en el Louvre es una humillación, una herida al espíritu francés”, denunció Jordan Bardella, presidente del partido de extrema derecha Reunión Nacional (RN).
“Yo no lo llamaría una humillación nacional, que es simplemente un dardo político. Pero la verdad es que este domingo el Louvre perdió abruptamente su estatus de uno de los museos más seguros del mundo. Ahora deberá recuperarlo”, se lamentó Fabrice d’Almeida, respetado historiador del arte.
Por esa razón, sin tardar, se llevó a cabo este lunes por la mañana una reunión sobre la seguridad del museo, en presencia del ministro del Interior, Laurent Nuñez, de la ministra de Cultura, Rachida Dati, así como de los responsables de los servicios de policía.
“Para identificar lo que funcionó y lo que no funcionó”, según el ministerio del Interior.
Durante esa reunión, “se acordó que se ordenara a los prefectos organizar sin demora una revisión sobre la existencia de los dispositivos ya desplegados en torno a los establecimientos culturales, y reforzar las medidas de seguridad en caso necesario”, explicó el ministerio.
Unos 60 investigadores de la brigada de represión del crimen organizado de la policía judicial parisina y de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales fueron movilizados en el país.
Texto y foto: Agencias




