Angel Canul Escalante
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Los seres humanos en general vivimos en la angustia de creer que hemos de vivir por un periodo de tiempo escaso. Creemos que nos hallamos condenados por la malicia de la naturaleza en donde lo habitual es quedarse varado en la preparación de la vida. Ante este miedo de ver al tiempo escurrirse de las manos vale comprender que lo que sucede, más bien, no es que tengamos poco tiempo, sino que desperdiciamos mucho.
El filósofo romano Lucio Anneo Séneca quien fue uno de los pensadores emblemáticos del Estoicismo, nos enseñó que la vida es demasiada abundante en tiempo para dedicarnos a las actividades más elevadas como el arte, la ciencia o la filosofía. Desde esa época el pensador ya identificaba a la avaricia, los vicios y las tareas superfluas como males puesto que nos absorbían nuestro tiempo de vida.
Quizá en ese intento frenético por no desperdiciar ni un instante de nuestro tiempo terrenal, la vida misma se nos está yendo sin que podamos percatarnos de ello. De ahí que preguntarse sobre si lo que hacemos en nuestro diario vivir tiene sentido pueda ayudarnos a evitar una angustia en el futuro.
Ningún momento es inadecuado para repasar con nosotros mismos aquellas situaciones en las que actuamos de forma innecesaria, en el tiempo que perdimos con el resentimiento inútil, la alegría tonta, el deseo codicioso; como decía Séneca, si nos ponemos a pensar sobre todo ello, daremos cuenta de cómo morimos prematuramente.




