Quienes claman por un régimen socialista en México no saben que durante varias décadas el país ha sido dirigido por un partido que es parte de la corriente socialista, cuando menos en sus estatutos
Algunas personas recordarán que existió en el país el Partido Social Demócrata (PSD) pero no hablamos de ese partido. Así es, para ser más precisos, el PRI es socialdemócrata, tal como marcan sus estatutos ratificados en la última asamblea nacional ordinaria. Incluso, junto con el PRD forma parte de la Internacional Socialista.
Esto implica que en México, dos de los partidos que gobiernan a buena parte de la población, son socialistas, pero hay un problema: la mayoría de sus dirigentes y afiliados no lo saben o si lo han escuchado, no entienden lo que significa ese término de “socialdemocracia”. En estos tiempos electorales más allá de ideologías, el máximo imperativo es acceder al poder para ejercerlo plenamente.
¿Qué es la social democracia? Sin intención de dar explicaciones largas y cansadas, en términos generales, la socialdemocracia tiene como meta lograr la justicia social y el logro de condiciones de crecimiento y desarrollo para la población en general. Como resultado de ello se habla de autosuficiencia y mejores condiciones de vida, en vez de sectores desprotegidos, miseria y sociedad polarizada.
Pero vemos que en vez de ser un ejercicio en busca del bien común, el enfoque es ejercer el poder por el poder mismo, reinventando el país, y Yucatán, en nuestro caso, cada seis años, como fruto de interpretaciones personales, caprichos o improvisaciones, confiando en que todo se resolverá o nadie se va a dar cuenta si algo sale mal, encubierto por discursos populistas o mensajes fáciles, dándole a la gente lo que quiere escuchar.
Así vemos que es más fácil manejar discursos con soluciones simplistas a problemas complejos, que no resuelven nada de manera definitiva y mantendrán las condiciones precarias de la mayor parte de la sociedad, para conservar su dependencia hacia programas asistenciales.
Ese tipo de discursos lo tendremos nuevamente en un bombardeo constante durante los próximos meses por las precampañas y campañas. Todos sacarán sus palabras más lisonjeras para agradar el oído del público elector o para señalarle enemigos culpables de la difícil situación en la que se encuentran.
Habrá quienes incluso hablen de las bondades de un gobierno con enfoque social, pero sin prestar atención que la Ciudad de México es gobernada desde finales del siglo pasado por un partido socialista y que otro, socialdemócrata, ha gobernado el país desde hace varias décadas.
Definitivamente no se trata de siglas o discursos, la respuesta está en una verdadera definición ideológica de los políticos en turno, dejando atrás esos cambios de camiseta que sólo evidencia falta de compromiso.
Y por último, en la entidad, los aspirantes priístas a candidatos a alcaldes tuvieron o tendrán que presentar un examen de conocimientos de su instituto político; de entre todos ellos, ¿cuántos sabrán que pertenecen a un partido socialdemócrata? ¿cuántos entenderán qué significa eso?
Ojalá que entre tanto aspirante a un puesto de elección popular, este 2018 haya alguno que tenga ideas claras, vocación de servicio y capacidad plena para el encargo al que aspira… perdón no puedo seguir; ya me ganó la risa.
Hasta la próxima…
Miguel II Hernández Madero.