De sueños americanos a pesadillas mexicanas

“Me llevaron ante un juez de migración y él dijo que ya no podía seguir en Estados Unidos porque no tenía permiso. No había nada que hacer. Me deportaron. Perdí todo lo que tenía. Mi hermano se quedó con la casa y no sé quién se habrá quedado con mis ahorros de lo que trabajé durante 30 años. Pienso mucho en Estados Unidos. Todavía me duermo y sueño que voy a amanecer allá…”. El relato es de Petronilo de Jesús Valle, mejor conocido como Petro, quien fuera “El Chacal de la trompeta” en el programa de “Don Francisco”.

Él es uno de los 68 testimonios que recabó Ana Luisa Calvillo en Tijuana. A esas historias se suman otras decenas de relatos de vida, dolor, sufrimiento y sueños de migrantes deportados que sobreviven en condiciones infrahumanas en La Línea, historias recuperadas por otros tres cronistas: Emiliano Pérez Cruz, Leonardo Tarifeño y Georgina Hidalgo, quienes durante tres meses de 2015 participaron en el proyecto Tijuana, migración y memoria.

“Ahora estoy en Tijuana, México. Llevó aquí aproximadamente un año y ocho meses y mi pensamiento es regresar, pienso que es el sueño de todos los repatriados que estamos en Tijuana”, escribió Nicolás N, un mexicano nacido en Sinaloa pero cuyos padres se lo llevaron a vivir a los seis años a EU, donde estudió arquitectura, se casó y en 2013 fue deportado. Nicolás quiso escribir su historia y la puso en manos de Tarifeño.

Ese proyecto que impulsó el Conaculta (hoy Secretaría de Cultura), a través de la Dirección General de Culturas Populares, en coordinación con el INBA, tuvo como sede La Techumbre, una especie de carpa de tablas que edificaron en el patio del Desayunador Salesiano del Padre Chava. Este albergue construido hace 18 años trabaja a favor de los migrantes junto al Río Tijuana, desde donde se puede ver la Garita Internacional de San Ysidro.

Según el “Estudio sobre los usuarios del Desayunador Salesiano del Padre Chava” elaborado por el Colegio de la Frontera Norte (Colef) en octubre de 2014, levantado a 998 usuarios entrevistados, 92% de ellos son hombres, 8% mujeres y en general la edad promedio es de 46 años. En ese estudio que sirvió de base para conocer las características de la población que podrían atender en el taller crónica de La Techumbre, los cuatro cronistas supieron que de los 998 usuarios 23% viven en albergues o residencias de paso por los que pagan por lo menos 20 pesos para dormir en condiciones infrahumanas. También se enteraron que el 57% de los usuarios del Desayunador del Padre Chave fueron deportados entre 2010 y 2014.

Visibilizar lo invisible

Una pequeña selección de historias de deportados fueron reunidas en el libro Nadie me sabe dar razón. Tijuana, migración y memoria (Secretaría de Cultura/INBA/Producciones El Salario del Miedo), que tiene la virtud de visibilizar a seres invisibles, de dar voz a los sin voz, de congregar historias de migrantes, seres humanos con sueños, deseos, recuerdos y esperanzas pero para los cuales aún no hay políticas serias de atención humanitaria. “La principal aportación del libro es que contribuye a la construcción de una cultura de paz que parece un discurso oficial y no lo entendemos pero ya cuando estamos en el trabajo comprendemos que efectivamente la construcción de paz se logra con el diálogo, con la construcción de comunicación y no de aislamiento y con la recuperación de la memoria de las víctimas”, afirma Calvillo.- El Universal

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