Tengo miedo de mí­ porque me siento débil y para nada poderoso: Papa

El papa Francisco confesó hoy que tiene “miedo de sí mismo” porque se siente débil y para nada poderoso, porque el poder es una cosa pasajera, “hoy está y mañana no está”.

Durante un encuentro con periodistas a bordo del avión papal, donde respondió preguntas sobre muy diversos temas, confesó algunos detalles de cómo vive el éxito que acaba de lograr en su visita a Estados Unidos.

“Yo no sé si he tenido éxito o no”, estableció ante la pregunta de si se sentía más poderoso después de haber pronunciado discursos en la Casa Blanca, en el Congreso y en la sede de la Organización de las Naciones Unidas.

“Es importante si tú con el poder puedes hacer el bien. Y Jesús definió el poder: el verdadero poder es servir. Hacer los servicios más humildes. Y yo tengo todavía que avanzar en este camino del servicio, porque siento que no hago todo lo que debo hacer”, añadió.

Más adelante recordó que el título que usaban los Papas era “siervo de los siervos de Dios”. Aclaró que eso es diferente a ser “una estrella”, como se le llegó a calificar en algunos medios de comunicación durante esta visita a la Unión Americana.

“Las estrellas son bonitas para verlas. A mí me gusta mirar cuando el cielo está sereno, en verano… cuántas estrellas hemos visto que después se apagan y caen. Es una cosa pasajera. En cambio, ser el siervo de los siervos de Dios es bueno, eso no pasa”, ponderó.

Ante la pregunta de Notimex sobre cómo se siente cuando el avión papal despega después de una gira tan intensa como la que llevó a cabo por Cuba y Estados Unidos (del 19 al 28 de septiembre), reconoció que sentía la respuesta muy personal.

Confesó que cuando parte le vienen a la mente las miradas de todos los fieles que lo fueron a ver y le vienen ganas de rezar diciéndole a Dios: “Señor, vine aquí para hacer algo, para hacer el bien. Tal vez hice mal, perdóname pero custodia toda esa gente que me ha visto, que ha pensado las cosas que yo he dicho, me ha escuchado, incluso los que me criticaron”.

Aseguró que por todas las personas “siente eso” que le viene naturalmente y consideró que su respuesta era tan personal que “no se puede decir en los periódicos”.

Se dijo sorprendido por las miradas, el calor y la amabilidad de la gente de Estados Unidos. También lo impresionó el recibimiento que le reservaron en las ceremonias religiosas y la piedad de los fieles, su concentración al rezar.

Estableció que la Iglesia debe seguir trabajando con el pueblo creyente de Estados Unidos, acompañándolo en la alegría, en los momentos malos, en las dificultades, cuando no hay trabajo y está la enfermedad.

“El desafío de la Iglesia es el de ser como ha sido siempre, próxima a la gente, cercana al pueblo de Estados Unidos. No una Iglesia separara del pueblo, sino próxima”, indicó.

La conferencia en el avión duró 50 minutos en los cuales el Papa se mostró disponible, afable, con gran energía y espíritu positivo.

Ante la pregunta de si algún día las mujeres podrán acceder al sacerdocio reiteró que él no puede tomar esa decisión, que ya el Papa Juan Pablo II, después de un larga reflexión, lo dejó establecido claramente.

Aclaró que eso no significa que las mujeres no tengan capacidad y aseguró que entre los católicos son más importantes que los hombres ya que la Iglesia es femenina, es “la esposa es la esposa de Jesucristo” y la Virgen es más importante que los papas y los obispos, y que los curas.

Aún así reconoció que existe “un poco de retraso” en el desarrollo de la teología de la mujer. Luego explicó que sintió la necesidad de agradecer la labor de todas las monjas en Estados Unidos porque ellas “han hecho maravillas”.

“El pueblo de Estados Unidos ama a las monjas; no sé cuánto ama a los curas, pero a las monjas las ama, las ama mucho. Son buenas, son mujeres estupendas. Cada una sigue a su congregación, sus reglas, hay diferencias… Pero son magníficas”, estableció.

La pregunta se refirió en parte a la controversia de los últimos años entre las congregaciones religiosas de la Unión Americana y el Vaticano, luego de una investigación papal que fue rechazada públicamente por la mayor organización de monjas de ese país. DM

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