LA PEREGRINACIÓN POR LAS TIENDAS departamentales era larga, una oferta por aquí, un descuento por allá, y los regalos de Navidad a la vista eran el trajín de las calles en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en pleno día de asueto cortesía de la Revolución Mexicana en donde también se presentaría Timbiriche en el Zócalo.
Enchamarrados, cargando los botines de la batalla por el buen fin, con niños o sin ellos, turistas y mexicanos decidieron quedarse para ver a Sasha, Benny, Erik, Alix, Mariana y Diego, quienes contaron sin empacho que ya tienen más de 35 años de carrera.
Orgullosos, presumieron en videos sus noveles inicios, en donde siendo niños se convirtieron en los cómplices de una generación. Esos cómplices estaban ahí en medio del viento y al pie de la bandera, y cuando vieron aquellas imágenes, también recordaron con rubor sus propios años.
El repertorio buscó olvidar lo menos de aquellos años dorados, por esa razón hubo algunos mudos en el público, que nunca pudieron recordar algunas canciones, pero las que sí había que cantarlas a todo pulmón.
Los coros se hacían más fuerte cuando canciones como “Soy un desastre”, “Ojos de miel”, “Mágico amor”, “No seas tan cruel” y “Muriendo lento”, entre otras, sonaban.
Sasha dijo que “la verdadera escuela es la vida”.
Texto y foto: Agencias