Todavía cruzan migrantes, pero en menor proporción

El envío de remesas activa la economía del sector sureño de la entidad, aunque el costo por pasar la frontera actualmente es de 12 mil dólares

OXKUTZCAB.- La migración hacia los Estados Unidos de Norteamérica no se ha detenido, aunque ha disminuido por el costo que representa cruzar la frontera que ahora ya son 12 mil dólares, lo que traducido en pesos mexicanos alcanza 240 mil 000 pesos mexicanos, cantidad que no está al alcance de muchos.

A pesar del alto precio del cruce, hay varios que lo han hecho con éxito, los que deciden cruzar la frontera son ayudados por sus familiares que residen en la Unión Americana, ellos pagan el cruce que tendrán que estar devolviendo al estar allí trabajando.

El destino que la mayoría de los migrantes eligen para ir es la ciudad de San Francisco, que a pesar de ser una de las ciudades con la renta más cara de todo el país después de Nueva York, prefieren estar allí porque hay muchos empleos en el sector restaurantero.

San Francisco, California, es considerada una de las cinco economías más sólidas en el mundo por los ingresos que allí se generan, al ser un centro de negocios y de comercio mundial con los países asiáticos.

En los años 90, de registró el mayor número de personas que cruzaban la frontera con el vecino país del norte, en esos años era de 50 mil pesos, y cada 15 días llegaban desde Oxkutzcab más de 50 personas.

Es a partir del 2005, cuando el cruce fronterizo se volvió más difícil, peligroso y costoso, debido a los grupos de la delincuencia organizada que empezaron a controlar el territorio de la frontera y los coyotes que trabajan por su cuenta se tuvieron que alinear a los grupos delictivos.

Según el reporte de familiares de migrantes, muchos de ellos tienen trabajo de tiempo completo y están aumentando el envío de remesas que en los municipios del sur están invirtiendo en construcción de casas o compra de terrenos agrícolas, activando así la economía de los municipios del sector sureño del estado, principalmente.

Texto y fotos: Bernardino Paz Celis