Tradición viva que honra a los difuntos

Con 90 mil asistentes, la edición 2025 del Paseo de las Ánimas se convierte en la más concurrida de la historia

Desde temprana ahora los integrantes de la familia Menéndez Salazar comenzaron a preparar el altar que desde hace 16 años instalan en el marco del Paseo de las Ánimas.

“Tenía como seis o siete años cuando veía cómo mis abuelitos colocábamos su ofrenda de Janal Pixán, y hoy que tengo 24 años ya soy el encargado de continuar esta tradición familiar”, relató Carlos Eduardo Menéndez López, vecino de la Ermita y en particular de la calle 66.

Entre las imágenes o fotografías antiguas colocadas en el altar se encontraban las del señor Timoteo Salazar y León, hijo de Melitón Salazar, fundador de la colonia que lleva su nombre en el sur de la ciudad.

Como ellos, a lo largo de la calle 66 decenas vecinos y también integrantes de asociaciones civiles y direcciones del Ayuntamiento de Mérida con mucha dedicación, y cuidando hasta el más mínimo detalle, presentaron sus ofrendas de Janal Pixán, para recibir a las ánimas en su visita anual al mundo de los vivos. 

Fue un evento que superó las expectativas, al alcanzar la cifra de 90,000 asistentes, ya que con las innovaciones que se presentaron ahora hubo un mayor interés que se vio reflejado en la asistencia de numeroso público extranjero. 

Al paso de las ánimas, cuya marcha desde el Cementerio General encabezó la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada, se escuchaban los aplausos y los gritos de admiración de personas cuyo acento era español o argentino, pero también entre el público disfrutaron del evento numerosos franceses, alemanes y estadounidenses, muchos de ellos residentes en las casonas de la zona de la Ermita.

A lo largo de la calle 66 se instalaron puestos que ofrecían desde pibes y tamales tanto yucatecos como estilo México, que carne asada, kibis, papas fritas, churros y una amplia variedad de dulces que fueron muy demandados por el público, en especial porque los precios fueron bastante accesibles para cualquier bolsillo.

Al finalizar la peregrinación, un mar de gente en su mayoría caracterizada como calaveras catrinas e inclusive personajes como la familia Monsters, se dirigieron hacia la entrada principal del Cementerio General para ingresar y hacer un recorrido por las tumbas que hicieron iluminadas para tomarse la foto de la ocasión. 

Está de más destacar que el operativo de vialidad que se aplicó desde la tarde garantizó que el paso del público sea completamente seguro, sin embargo, en calles de los alrededores a la zona del cementerio y la calle 66 se vivieron momentos de intenso caos vehicular.

En el derrotero del paseo se observó a la mayoría de los asistentes portando creativos disfraces, algunos ni siquiera tenían relación con el Día de Muertos, pero el objetivo era disfrutar del momento con los amigos o la familia. De esta manera muchos papás lo hicieron sus máscaras plateadas del Santo, mientras que otros se cubrieron de tela, simulando un rollo de los que se expenden en el comercio local, con todo y el precio.

Por supuesto que no podían faltar las hermosas mestizas y mestizos que lo hicieron el maquillaje blanco y negro caracterizándose como ánimas y que estaban listos para disfrutar de la vaquería que se ofreció en el parque de San Juan al finalizar el derrotero. 

En este punto también se instalaron altares  que llamaron poderosamente la atención de los visitantes extranjeros, quienes inclusive se contagiaron del espíritu de estas fiestas en honor a los que se nos han adelantado y también se maquillaron para disfrutar de la ocasión. 

En este lugar desde temprana hora se ofrecieron espectáculos para el público que de esta manera disfrutó de espectáculos infantiles a cargo de los “Payadzules”, dueto integrado por “Tachuela” y su  junior, que con sus ocurrencias animaron a chicos y grandes, mientras esperaban la llegada del contingente de ánimas, que por cierto en esta ocasión inició con dos calaveras gigantes, muy al estilo de las costumbres oaxaqueñas.

En el parque de la Ermita el ambiente era de primera: en un templete un ballet folklórico bailaba las tradicionales jaranas, y en el kiosco iluminado con los colores tradicionales de esta época el naranja y el negro, eran un buen lugar para tomarse la imagen del recuerdo. 

Entre los altares instalados en esta zona se destacaba el elaborado por los elementos de la Fiscalía General del Estado, que, al igual que muchos elementos de la Policía Municipal de Mérida, se caracterizaron con el clásico maquillaje blanco y negro, lo que atrajo la atención de los visitantes, que una y otra vez les pedían posar junto a ellos. 

Otro de los puntos muy recorridos y que fue todo un atractivo en esta edición del Paseo de las Ánimas fue la casa de paja ubicada en el cruzamiento de la calle 66 con 81, que en esta ocasión fue habilitada por la Dirección de Desarrollo Social y Combate a la Pobreza, como una vivienda tradicional en la, que frente al altar tradicional, se podía apreciar a un adulto mayor listo para tocar la “serafina”, un instrumento ya en desuso que era muy popular en las novenas. 

La fiesta continuó hasta entrada la madrugada con un ambiente espectacular en el que todos convivieron por igual extranjeros nacionales y locales, que por cierto destacaron con su trato amable y accesible para en general para todo el público.

Texto y fotos: Manuel Pool