Va por la Tierra

SOFÍA MORÁN

Ayer, 22 de abril, no fue un día cualquiera. Celebramos el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha que trasciende los discursos y exige acción. Su origen (en las movilizaciones masivas de 1970) nos recordó una vez más que el cambio nace de la presión social. Medio siglo después, la urgencia es mayor que nunca: calentamiento global, pérdida de biodiversidad y modelos insostenibles nos obligan a actuar no como espectadores, sino como líderes climáticos.

Justo ayer, Va por la Tierra, la asociación civil de la que orgullosamente formo parte como Vicepresidenta, se constituyó formalmente en un evento en la Quinta Palmerales. Nacida como una iniciativa académica, Va por la Tierra es hoy un movimiento global que se basa en tres pilares fundamentales: Armonía con la Naturaleza, Bienestar Compartido y Conocimiento para la Acción. Este último pilar es especialmente relevante para Va por la Tierra, el conocimiento no es solo información, sino un poder transformador. Democratizan saberes científicos y ancestrales para que cualquier persona pueda convertirse en agente de cambio. No se limitan a informar, sino que empoderan a través del conocimiento práctico, co-creando soluciones innovadoras para un futuro regenerativo y en paz.

El evento reunió a autoridades, representantes del sector privado y de la sociedad civil, demostrando que la colaboración multisectorial es clave para enfrentar la crisis climática. Durante mi discurso, impulsé un sólido mensaje: el liderazgo climático se construye con colectividad, empatía y capacidad de resolver problemas. Se continuó con la toma de protesta del nodo de Va por la Tierra en Yucatán, un grupo de jóvenes, profesionistas, empresarias, representantes de universidades, que encarnan nuestra misión a la perfección: desde Yucatán, impulsan proyectos que localizan la sostenibilidad, porque la verdadera innovación surge donde las comunidades enfrentan directamente los impactos de la crisis. Y por supuesto, durante el evento se realizó el anuncio de mi nueva posición, donde pasé de Coordinadora Internacional de Juventudes a Vicepresidenta, y mi sucesora María Virgilio se posicionó como la actual voz de las Juventudes e infancias desde Va por la Tierra.

El Día de la Tierra no fue solo una efeméride pasajera, sino un recordatorio de que las juventudes no somos el “futuro”, sino el presente exigiendo políticas audaces, sumando voces y, sobre todo, actuando. El conocimiento en acción es nuestro mayor impacto.

“Con la energía de las juventudes, la esperanza de las infancias, el corazón de las mujeres, los saberes indígenas, la experiencia de los adultos, el cambio es posible”.