El meteorólogo Juan Vázquez Montalvo, de la UADY, informa de la llegada de fenómenos más fuertes y que Grace desnudó la falta de infraestructura eléctrica
Para los próximos días está pronosticado el paso de ondas tropicales por el estado de Yucatán, que van a traer lluvias por la tarde, con rachas de viento y carga eléctrica; por lo que si bien ya se fue Grace, al dejar endeble el cableado eléctrico y los árboles, es posible que hayan más daños en la entidad, aseguró el meteorólogo Juan Vázquez Montalvo, del Comité Institucional para la Atención de los Fenómenos Meteorológicos Extremos de la UADY.
La infraestructura quedó endeble en Mérida, de modo que tras el paso de Grace hay árboles que se movieron en sus raíces, por lo que cuando se registren fuertes rachas terminarán cayendo.
“Esto no ha acabado, este ciclón vino a sacudir todo el monte, siguen las lluvias por la tarde; hay que seguir pendientes porque está empezando la parte pico de la temporada de ciclones, todavía nos falta”, recalcó.
En ese sentido advirtió que aunque al momento no hay amenazas en el Atlántico, seguramente las habrá más adelante, porque al inicio o mediados de septiembre comenzará el fenómeno de La Niña, que facilita la formación de ciclones en el Atlántico.
¿QUÉ ES LA NIÑA?
La Niña es el fenómeno que ocasiona el enfriamiento de las aguas en el Pacífico y que provoca en el Atlántico que el viento cortante disminuya, que los Alicios se calmen y que el mar se caliente y que haya más combustible para los ciclones.
Explica el especialista que cuando el fenómeno es llamado El Niño, el mar se calienta en el Pacífico y forma vientos cortantes en el Atlántico que le quitan energía y desaparece los ciclones. Esto es porque cambia la dirección del viento, que en vez de que tenga dirección del mar Caribe al Golfo de México, va al revés y provoca una disminución de la cantidad de humedad y viento cortante.
“La Niña nos provoca más lluvia, más humedad, más ciclones y desgraciadamente, porque así es la naturaleza, va a regresar a principios o mediados de septiembre y eso va a provocar un aumento en las lluvias y en la formación de ciclones… todavía nos falta”, advierte.
¿SE SUPERARÁ EL PRONÓSTICO?
“Parece que sí, de 18 pronosticados por el Centro de Huracanes de Miami, ya tuvimos 8 y nos faltan 10.
Definitivamente, no creo que solo falte una decena, ya llegamos hasta la letra H, de esos han sido seis tormentas tropicales y dos huracanes, Elsa y Grace, que es el primer huracán intenso de la temporada”, indicó.
En este sentido, Vázquez Montalvo dijo que esta temporada de ciclones se está comportando como la del año pasado, que fue de las más intensas, ya que a estas fechas ya se habían registrado ocho ciclones.
En 2005 también fue intensa la formación de ciclones, fue el año de Wilma y Emily, que pasó por Tizimín y Dzilam de Bravo con categoría 3. Era el mes de julio y venía para Mérida, entonces sacaron a todos los temporadistas, recordó.
NO HAY QUE BAJAR LA GUARDIA
“Al final dobló y se fue a la parte noreste, pensamos eso de ‘Grace’ en un principio, pero traía otro plan. Esto hay que tomarlo como un aprendizaje porque se cometieron algunos errores, porque aunque la mayoría de la población sí se preparó, como siempre, muchos no creyeron, y a final de cuentas hubo muchas afectaciones”, expresó.
El entrevistado dijo que Grace sacó las carencias que tenemos y que hay que corregir, como el tema de la precariedad de las instalaciones eléctricas, además de que no se bajaron espectaculares ni se podaron árboles y eso provocó muchos daños a la infraestructura eléctrica y hay que tener en cuenta eso.
“Espero que esto que pasó nos sirva como lección para calentar motores de lo que nos podría esperar, porque no sabemos si va a venir otro”, destacó.
¿QUÉ PASÓ CON GRACE?
Tras el paso de la tormenta tropical Grace, Mérida quedó hecha un caos. Caídas de árboles, estructuras metálicas, postes y cablería fueron algunos de los daños que nos dejó este ciclón que sorprendió hasta a los especialistas que pronosticaron vientos máximos 85 kilómetros por hora, y sin embargo, llegaron a 117.7, rebasando el espectro de pronóstico, algo que no se había visto en Mérida desde el huracán Isidoro en 2002, señaló Vázquez Montalvo, quien detalló que en su momento los vientos sostenidos de Grace bajaron a velocidades de 40 o 30 kilómetros por hora, pero de pronto aparecían rachas que superaban los 100 kilómetros por hora.
“Fue una cosa increíble, que nos demuestra la fuerza de la naturaleza, un comportamiento un poco raro, porque se esperaban vientos sostenidos de 60 a 70 kilómetros por hora, algo más cercano a las rachas, pero tal vez con el cambio climático está cambiando la dinámica de comportamiento de las tormentas tropicales”, dijo el especialista, quien comentó que toda la energía de Grace se quedó en el centro y en su cuadrante noreste.
“La gente estaba criticando que ya habían dado las 12 y no había pasado nada, pero fue a partir de la una cuando estábamos en el cuadrante noreste que comenzaron los vientos y la lluvia cayó un poco más fuerte, pero no como lo esperábamos. Esto fue porque aceleró y aparte sus mantos nubosos los concentró más hacia Campeche, hacia el sur y el viento lo concentró al norte”, explicó.
Pero una de las razones por las que Grace no se logró desarrollar plenamente para alcanzar a ingresar a Yucatán como huracán categoría 2 y de esta manera ocasionar mayores daños, fue la presencia de la alta presión que se encontraba en la parte norte del Golfo de México y que, además, metió viento seco.
“En cambio cuando salió al Golfo de México ya no estaba la baja presión y entonces por eso se volvió un monstruo con un diámetro de 600 kilómetros, tal como entró en la madrugada de este sábado a la región del norte de Veracruz, con categoría 3, vientos sostenidos de 205 kilómetros y rachas de hasta 260 kilómetros por hora y pronósticos de acumulados de lluvia de entre 200 a 300 litros por metro cuadrado, una cantidad exorbitante”, expresó el entrevistado, quien afirma que lo que le pasó a Veracruz es lo que se esperaba que ocurriera en el Caribe y la Península, pero providencialmente a Grace le entró aire seco en la noche y le acompañó durante toda la jornada hasta que salió al Golfo, eso impidió que creciera.
“Aún así tuvimos daños pero si hubiese pasado como pasó allá quién sabe qué estaríamos haciendo ahorita. Para el centro del país todavía no ha pasado el sufrimiento, porque aunque Grace ya se degradó a huracán categoría 2, aún así ya llegó a Puebla y va para México, donde va a regar más que viento muchísima agua, se está aporreando con la montaña generando un tipo de lluvia que se llama orográfica y que precipita el agua en sentido contrario ocasionando los deslaves, que se desborden los ríos, y que se llenen las hondonadas, algo catastrófico”, mencionó.
LA COLITA DE GRACE
Y fueron tan grandes las dimensiones que alcanzó Grace en el Golfo de México, que hasta la tarde del viernes, cuando ya estaba con rumbo a Veracruz ocasionó vientos y lluvias fuertes en Mérida.
El ciclón tiene una vaguada trasera que hala humedad de muy lejos, explicó el ingeniero, quien recordó que hace años, cuando el huracán Dean estaba sobre Bacalar y Mahahual, el sistema arrastraba humedad desde Nicaragua.
“La lluvia que tuvimos el viernes por la tarde fue debido a eso, a la colita, que se le llama al final y sí nos tocó algo de ella”, explicó y detalló que la nubosidad y vientos alcanzaron hasta a Campeche, aunque sin lluvia.
Esto fue lo último de Grace en la Península. En el Atlántico solo queda la tormenta tropical Henry que se dirige a la costa norte de Estados Unidos y sur de Canadá, de ahí no hay nada formado que represente una amenaza en el Atlántico, pero sigue la temporada de lluvias.
Texto: Manuel Pool
Fotos: Lorenzo Hernández/Reuters