Las autoridades australianas confirmaron que 15 personas murieron tras el atentado terrorista perpetrado este domingo en la playa de Bondi, Sídney. La cifra se elevó a 16 tras la muerte de uno de los agresores, convirtiéndose en el peor ataque con armas de fuego del país en tres décadas.
La policía identificó a los presuntos autores como un hombre de 50 años, que murió en el lugar tras enfrentarse a los agentes, y su hijo de 24 años, quien permanece hospitalizado y bajo custodia policial en estado crítico. El tiroteo se extendió por unos diez minutos durante una celebración judía a la que asistían cerca de mil personas.
Cuarenta personas, con edades entre 10 y 87 años, continúan hospitalizadas, incluyendo dos agentes. El primer ministro, Anthony Albanese, calificó el suceso como un “acto de pura maldad, un acto de antisemitismo, un acto de terrorismo”, y aseguró que las agencias de seguridad investigan exhaustivamente el móvil del ataque que enluta a la nación.
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